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Mercado en la Antigua Roma " Macellum"

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Macellum, palabra que en tiempos del imperio romano designaba a lo que entendemos hoy por mercado.

Las ciudades romanas eran verdaderos mercados vivientes, grandes centros comerciales donde los campesinos acudían a vender sus productos y donde ciudadanos y viajeros podían adquirir todo lo que necesitaban.
Las ciudades se abastecían de productos del campo. En las plazas y calles, los comerciantes ofrecían sus mercancías en puestos ambulantes o en locales urbanos. Generalmente, el macellum se sitúa siempre junto al foro o en las proximidades de éste, aunque en cualquier caso se buscaba abastecer a la población y facilitar su acceso, así como el de los proveedores, sin estorbar la circulación del foro.


A  la hora de decidir la construcción de un macellum son numerosos los factores que intervienen: la ciudad;  la propia necesidad mercantil su favorable ubicación respecto a las rutas comerciales, que permitieran el abastecimiento, y, por ende, el correcto funcionamiento del macellum; el deseo de las elites de costear este edificio para su propio beneficio político y personal; la búsqueda de prestigio de la ciudad, que en su deseo de promocionarse se dota de un equipamiento de edificios públicos y otras infraestructuras; así como la tradición, que en ocasiones llega a pesar más que el resto de factores , cuando una ciudad crece o se renueva, en algunos casos porque prospera económica o políticamente, suele incluir un macellum entre su nuevo equipamiento. Sin duda, eran  también condiciones indispensables la presencia de una élite dispuesta a costear las obras y a abastecerse de los productos lujosos del macellum, así como de una clientela potencial abundante, que permitiera su funcionamiento diario.

El antecedente más próximo del macellum lo hallamos en las ágoras comerciales del mundo griego recogido por el forum romano. A lo largo del Alto Imperio, ya desde época republicana, los foros occidentales fueron especializando sus funciones, de modo que se constata cómo las actividades comerciales se excluyen, a excepción de las funciones comerciales estatales, de las plazas de los foros, donde se habían desarrollado, y continuarían teniendo lugar en tabernaesituadas en alguno de sus laterales, y posteriormente en los macella, edificios específicos y destinados a ello, Varrón ilustra bien esta evolución del espacio público de la ciudad cuando señala que la dignidad del foro se incrementó por primera vez en las dos últimas décadas del siglo IV a. C., cuando las tiendas de los cambistas sustituyeron a las tabernae de los carniceros. Por consiguiente, y a consecuencia de la conversión del foro en foco de orgullo cívico, algunas actividades, entre las que cabe citar la venta de pescado y carne, fueron trasladadas fuera del foro y confinadas en edificios con peristilo.







En la Roma republicana, el foro era el centro político, jurídico, administrativo, económico y religioso de la ciudad. Pero en la propia Roma, a mediados del siglo III a. C., debido a la creciente especialización comercial que se estaba produciendo y debido a la renovación y engrandecimiento del foro, en el que se erigen grandes edificios públicos (basílicas), las últimas tiendas, especialmente las que vendían pescado y carne, se trasladaron más al norte, a un nuevo foro denominado Forum piscarium, , al norte del Foro Romano, más tarde ocupado por el Forum Pacis, al este de la Basílica Aemilia. En estos momentos aparecen pequeños mercados o foros especializados en diversos productos, distribuidos por los barrios de la ciudad: Forum suarium, sobre las pendientes del Quirinal; Forum bovarium; forum cuppedinis, posiblemente en el lado oeste del piscarium; cupidinis o coquinum (que englobaba a comerciantes diversos), cerca del forum piscarium; forum vinarium, al pie del Aventino; y forum pistorium (venta de pan).

 Posteriormente, y debido al paulatino desplazamiento de las actividades comerciales fuera del Foro Romano, el forum piscatorium y el forum cuppedinisfueron reemplazados por un gran macellum, el primero que puede considerarse como tal en Roma. , que agrupa los productos antes vendidos en los foros especializados citados o enviados desde el campo o las provincias.
Tito  Livio relata el incendio del año 210 a. C., que destruyó el centro de Roma, incluido el forum piscatorium, y, cuando habla de la reconstrucción llevada a cabo el año siguiente, cita ya un macellum. Pero parece aceptado por ciertos autores que el macellum del año 209 a. C. reproduce el destruido por el incendio, pues Roma se hallaba inmersa en la II Guerra Púnica (218-202 a. C.), a consecuencia de la que había surgido una crisis económica, y una escasa innovación arquitectónica como resultado. Este gran macellum fue reformado en el año 179 a. C., por los censoresQ. Fabius Maximus y Q. Fulvius Nobilior,este último autor de una gran basílica (Aemilia) tras las tabernae del foro, donde existiría otra anterior y el viejo macellum.


En  época imperial el macellum alcanzará finalmente un aspecto monumental, como edificio aislado y especializado. El macellum imperial alcanza un gran relieve, pues el foro conserva sólo las actividades económicas del Estado (operaciones financieras y monetarias, subastas, etc.) y se aprecia cómo el comercio tiende a centrarse en los edificios de mercado, llegando incluso a desaparecer las tabernae.


El Macellum era un mercado alimentario habitual en localidades urbanas tanto de Italia como en las Provincias, en el que se vendían básicamente carne, pescado, especias y otros productos exóticos o importados. Estructuralmente, consistía en un espacio cerrado, a menudo rectangular, con hileras de tabernas y pórticos en torno a un patio central donde habitualmente se erigía una tholos o una piscina .



La decoración era muy rica y lujosa en algunos casos, con elementos arquitectónicos como columnas con capiteles, entablamentos, frisos, cornisas y acróteras. Asimismo, también estatuaria con función religiosa o meramente decorativa, que representaban bien a los emperadores, a la familia imperial o a los dioses, se situaba tanto  en el centro como en los santuarios. El macellum debe estar protegido por unos dioses concretos: Mercurio, Neptuno, Fortuna,Genius Macelli; con el Principado, la figura imperial encontrara también un lugar privilegiado en esta vertiente sacra de la actividad comercial.




El Macellum romano era pues un mercado especializado, en la venta de productos alimentarios exclusivamente: principalmente carne, aves de corral, caza, pescado y productos hortícolas (frutas, legumbres), así como pan, aunque estos últimos productos serían un complemento a los principales, el pescado y la carne, siendo escasa también la venta de grano. El vino y el aceite se comercializaban lejos de los circuitos de mercado usuales, pues los comerciantes solían comprar las cosechas de antemano, y las clases acomodadas lo producían ellas mismas en sus fincas o se lo compraban a sus amistades. Frecuentemente se vendían sólo productos de lujo, con altos precios.

Si bien funcionaba diariamente, existían otras formas de comercio regulares, como las nundinae, celebradas en los mercandi ven- dendi días de mercado cada 8 días, que resultaban más baratas y en las que los rusticae, gentes que vivían a varios kilómetros de las ciudades, podían venir cada semana a abastecerse.
Hay un  comercio especializado, como el Forum Boarium o el Forum Olitorium, así como un progresivo proceso de descentralización de este tipo de espacios desde el área del Foro republicano hacia otras regiones de Roma. Comienzan a aparecer los primeros edificios de mercado en las provincias, siendo África una de las primeras, debido al comercio activo desarrollado en esta zona y a sus emprendedoras élites, responsables de la monumentalización de las ciudades romanas y del impulso urbanístico.  Como ejemplo El mercado de Leptis Magna .
Los clientes u obsonatores solían ser romanos ociosos que acudían a él en sus paseos cotidianos por el foro, confiriéndole su carácter de mercado alimentario de lujo.

En provincias la situación sería algo distinta, pues el número de tabernae a lo largo y ancho de la ciudad era más reducido y el macellum ofrecería productos de primera necesidad para un sector amplio de la sociedad, pues además no llegarían tantos productos de lujo o foráneos a provincias, sobre todo a zonas del interior, como sucedía en Roma.
La gran base social estaba además formada por gente de poco nivel adquisitivo, que consumía  solamente productos cotidianos, de precios reducidos, que tampoco generaban excesivas ganancias a los vendedores.



En el macellum podía destinarse alguna estancia a depósito o almacén, a letrinas, oficinas, fuentes, estanques para almacenar agua, etc. Podía contener también un horologium o reloj de sol, que indicaría a vendedores y clientes que vivían alejados el momento de marcharse a casa. Tenía que haber estancias en las que se guardasen las básculas públicas (staterae), los pesos oficiales, las medidas de capacidad, incluso para líquidos, y las de longitud, denominada sala de la mesa ponderaría.

La importancia del mercado en el sistema económico romano determinó la necesidad de instituir unos mecanismos de control sobre la compra-venta de alimentos. De esta manera, adoptando buena parte de las funciones del agoranomos griego, apareció  el aedil romano, encargado de la limpieza de calles y plazas, del control de los pesos y medidas con que se cuantificaba las mercancías, de asignar los puestos de venta en el mercado público y, sobre todo, de garantizar la calidad de los alimentos que se ponían  a la venta. Cuando un producto no reunía las normas de calidad que se consideraban necesarias, el aedil multaba al comerciante y lo expulsaba del mercado.
Para garantizar la calidad, cantidad y procedencia de los productos de importación contenidos en ánforas, la administración romana obligaba a los productores a inscribir los datos relativos a la fecha, el lugar y el responsable del envasado; a la tara y al peso neto del producto, y el nombre del mercader encargado de su distribución. En el caso del garum se solía incluir incluso la referencia al tipo de pescado con el que se había elaborado.
La arqueología nos ha permitido saber que estos datos podían imprimirse en forma de sello sobre la superficie del ánfora, gravados con  incisiones en la arcilla, o pintados con tinta – negra o roja – cuando el producto ya estaba envasado.

El interés de la Administración romana al normalizar de forma tan estricta el comercio de productos alimenticios responde a un doble objetivo. Consciente de que los alimentos en mal estado podían ocasionar epidemias y disturbios en la ciudad, pretendía garantizar la calidad de éstos, el necesario avituallamiento de materias primas y al mantenimiento de los precios. Al mismo tiempo, y puesto que el mercado se había convertido en una de las principales fuentes de ingresos del Imperio, su intención será racionalizar la percepción de las imposiciones que gravaban los productos comercializados en el mercado. Control de calidad y percepción fiscal. He aquí las motivaciones que llevaron a los romanos a diseñar el precedente más antiguo de nuestras actuales etiquetas.


Macellum Pompeya

Macellum Leptis Magna

 Fuentes :
“Alimentos ¿qué hay detrás de la etiqueta? de Fundación Triptolemos (Ed. Viena, 2004)
 STACCIOLI, R. A., «Mercato», Enciclopedia dell’Arte Antica, classica e orientale,
http://italicaromana.blogspot.com


Bereshit Barcelona Map: La nova orientació del fòrum de Barcino

PROMOCIÓN SOCIAL FEMENINA

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En la sociedad romana los diferentes grupos sociales estaban bien  definidos con deberes y privilegios en general, muy delimitados. Las posibilidades de alcanza un nivel social destacado estaba en manos de la élite y el resto de la población lo tenía bastante difícil. A, pesar de ello en la sociedad romana hay muestras de una promoción social llamativa por parte de algunos individuos, que  ascendieron  a determinados puestos, por lo que también existió cierta movilidad social.
La pertenencia a una clase social no respondía a cuestiones de nacimiento y linaje, sino a la capacidad económica que, a lo largo de la vida, podía variar, de modo que también cambiaba su rango social. Las altas capas permanecían como grupos herméticos gracias a matrimonios, endogamitos, y que salvo excepciones, una persona servil lo tenía difícil para acceder a la elite urbana.


Acília Plecusa


Un caso excepcional de promoción social nos lo presenta la biografía de esta mujer que paso de esclava a destacada dama de un municipio.Su particular historia refleja como algunas mujeres lograron alcanzar altas cotas en la participación y vida ciudadana.
Acilia Plecusa, vivió en Singilia Barba, el actual Cortijo de Castillón, en Antequera.


Acília era esclava, serva, de Manius Acílius Fronto, un hombre de rango ecuestre que ejerció cargos destacados en la ciudad, como el de prafectus fabrum.
Acilia tuvo un hijo, llamado Flegonte y, dado que posteriormente Acilia y su amo se casaron,se  podría entender  por este hecho que Manius Acilius era el padre de Flegonte.




Las esclavas , excepto en esclavitud de guerra, eran mujeres de condición servil desde el nacimiento; eran hijas de madre esclava, pues el estatuto jurídico que se heredera es el de la madre, no del padre. Una de las funciones de una esclava era la de reproducirse, con objeto de proporcionar más esclavos al amo, quien podía disponer de ellos con total libertad, la legislación romana consideraba a los esclavos como bienes materiales propiedad del amo, quien tenía derecho de la vida y de la muerte de los mismos.
Acília Plecusa, primero como esclava y luego como liberta, estaría encargada de la producción  de cuidados y mantenimiento. Posiblemente, durante la etapa  servil, estaría relacionada con la alimentación y el cuidado de los miembros de la familia, así como de la confección de vestidos entre otras labores típicas de los siervos.


Manius Acílus decidió dar la libertad a su esclava, de modo que Acília adquirió el estatus de liberta. Las personas libertas tenían restricciones legales respeto a los libres, pero disfrutaban de numerosos derechos que estaban prohibidos a los esclavos.
Una tradición de la sociedad romana, era que el liberto adoptase el nombre de quien le daba la libertad como gesto de agradecimiento por la manumisión. De esta manera los lazos no quedaban rotos y mantenían un vínculo con sus antiguos propietarios, e incluso debían permanecer disponibles para la antigua familia a la que pertenecían al menos durante una generación. En el caso de Acília no solo no se rompieron sino que se estrecharon ya que contrajo matrimonio y tuvieron  una hija Acilia Septumia, nacida ingenua al ser descendiente de una mujer liberta. Aunque en la sociedad romana era habitual la manumisión, no lo era que una liberta se casara con un hombre destacado y perteneciente a un importante linaje, como era Manius Acílius.

En las inscripciones que se han encontrado sobre Acília se refiere a Manius como esposo , pero también como patrono, por lo que queda claro que no se avergonzaba de su condición de liberta. Acília disponía de un patrimonio propio al igual que algunas mujeres de la élite. Cuando el ordo municipal decidió erigir una estatua a su marido y otro a su hijo. fue ella quien las costeó, lo que pone de manifiesto su elevada capacidad económica. También a su hija el senado le  erigió una estatua como homenaje, que también sufragó Acília, el término impensam remisit alude precisamente a que ella corrió con los gastos.
El  espacio público de las ciudades antiguas, tanto griegas como romanas, estaba restringido en exclusiva a los ciudadanos varones. Sin embargo, como se ha visto, hubo mujeres destacadas, pertenecientes a la élite, que fueron reconocidas públicamente por el ordo municipal.
Obviamente  se trata de mujeres de la aristocracia que cumplen el papel de matrona y que mantienen su actitud dentro de lo que se consideraba correcto.
El caso de Acilia Plecusa es sorprendente, ya que fue una mujer reconocida públicamente a pesar de su origen servil, un hecho verdaderamente extraño en una sociedad como la romana.
La importancia de esta mujer queda de manifiesto en las inscripciones que erigieron sus nietos, Manius Acilius Fronto y Acilia Sedata Septumina, quizá hijo e hija de Flegonte. Ambos se identificaron como nietos de Acilia,lo que indica que estaban orgullosos de su abuela y que era una dama de gran prestigio en Singilia Barba.

La elevada posición de la que llegó a disfrutar Acilia Plecusa muestra la promoción social que tuvo esta mujer,de esclava a fémina distinguida de su ciudad. Acilia Plecusa no sólo fue una persona destacada en su ciudad, sino que mantuvo relaciones con otros personajes importantes del estamento de los caballeros de la Bética.
Probablemente debido al negocio del aceite, Acilia Plecusa mantuvo relaciones y alianzas fuera de su ciudad, estableciendo contactos con personajes destacados como Publius Magnus Rufus Magonianus, a quien dedica una estatua con una inscripción en la que le denomina amico optimo quien fue procurador de la Bética, encargado de la administración financiera de esta provincia, y desempeñó, además, otros cargos destacados, tanto en la provincia Bética como en Lusitania. Este hecho da muestra de la importancia y reconocimiento social que tendría Acilia Plecusa.

La presencia femenina en ciertos espacios de poder, como el foro, o la realización de actos no iguala a las mujeres hispanorromanas con los varones, dado que ellas no pueden ejercer la política y su consideración social, en todos los niveles de la sociedad es siempre inferior a la de ellos, aunque no se puede obviar que tuvieron repercusión en la economía y en la vida pública.

Video del mausoleo de Acília Plecusa

https://youtu.be/yiXEyD9DCNQ





















Mirón Pérez (2000: 73).





Fuentes:
La historia de las mujeres. Cultura y poder de las mujeres: ensayo de historiografía
FERNÁNDEZ CASTRO, María Cruz (1983): Fábricas de aceite en el campo hispanoromano
ATENCIA PÁEZ, Rafael: La ciudad romana de Singilia Barba (Antequera-Málaga)(Málaga: Diputación Provincial de Málaga, 1988).
Corpus Inscriptionum Latinarum, nº II, 780-782, 784, 795, 796, 802, 803, 830 (Berlín, 1871 [suplemento 1900]).
MIRÓN PÉREZ, María Dolores: "Plecusa, Acilia", en Mujeres en la Historia de España(Madrid: Planeta, 2000), pp. 71-74.

































MUJERES EN LAS MINAS DE ROMA.

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Las mujeres suelen ser condenadas a perpetuidad, o temporalmente, al servicio de los mineros; y de igual modo también a las salinas. Y si verdaderamente hubieren sido condenadas a perpetuidad, se constituyen como esclavas de la pena, y si son condenadas temporalmente, retienen la ciudadanía.



La minería es, un  trabajo que no se suele asociar a las mujeres, a pesar de que a lo largo de la historia éstas han estado vinculadas a la extracción de determinados elementos como la sal, la arcilla, el talco, el oro y la plata, entre otros. No contamos con ningún epígrafe que se refiera a mujeres mineras en estos términos, pero hay información que permite suponer que efectivamente trabajaron en las minas.
Agatárquides de Cnido nos da el testimonio gracias a la obra de Focio, patriarca de
Constantinopla, y de Diodoro Sículo, de que en  las minas nubias y egipcias había mano de obra femenina e infantil, y por lo tanto en Roma las habría también.



En estas minas trabajaban cientos e incluso miles de obreros. Una parte importante de la mano de obra estaba formada por esclavos, como atestigua Diodoro al explicar que los romanos se dedican a comprar gran cantidad de esclavos y los ponen en manos de los capataces de los trabajos en la mina.
Estos esclavos podían ser comprados o prisioneros de guerra, pero también había otros que habían sido condenados a trabajos forzados en minas y canteras (damnati ad metalla, damnati in opus metalli) se han descubierto cadenas y argollas que posiblemente llevaban los mineros penados o los de condición servil para impedir su evasión.  Junto a estos trabajadores forzados también había obreros libres, llamados mercenarios (mercenarii) porque trabajaban por una retribución monetaria (merces).


Algunas esposas e hijos acompañaban a sus maridos cuando éstos eran condenados a trabajar en las minas.

Las excavaciones arqueológicas han desvelado pequeñas aldeas o núcleos  de población debidos a la explotación minera, las casas eran modestas, aunque los poblados contaban con algunos servicios que hacían más llevadera la existencia de los obreros, fundición, talleres y almacenes, pero también espacios para actividades domésticas, tintorerías, zapaterías, baños, barberías, tabernas y otros servicios, que precisarían mano de obra y entre la cual es indudable que habría mujeres.

Los oficios no eran siempre especializaciones, como se puede entender en la actualidad, sino que se combinarían actividades, además de que gran parte de la población realizaría algún tipo de actividad agrícola además del trabajo propiamente minero, es probable que realizaran otras actividades vinculadas al desarrollo de los yacimientos.

Las mujeres, libres o esclavas, podían trabajar en las minas y su entorno como hilanderas, tejedoras, amas de casa, criadas, empleadas domésticas, prostitutas, mineras, etc. Estrabón, al referirse a las minas de oro señala que «unas mujeres con rastrillos recogen el mineral y lo lavan en cribas tejidas encima de unas cajas».

Las  Tablas de Vipasca del s. II también aluden a la presencia de la mujer dentro del distrito minero dedicado a la legislación del uso del baño, en el que el arrendatario cobraba como entrada medio as por hombre y uno por mujer.
Las  mujeres libres trabajarían en las minas, en los diferentes servicios que existían dentro del distrito minero y en las tareas domésticas. Parece que las mujeres damnati ad metalla realizaban trabajos más ligeros que los hombres.  Por tanto, las mujeres libres trabajarían en las minas, en los diferentes servicios que existían dentro del distrito minero, y en sus propias tareas domésticas.

Arqueológicamente, se cuenta con una evidencia referente al trabajo de las mujeres dentro de la mina; se trata del hallazgo, del SE peninsular, de 15 cadáveres, algunos de los cuales son de mujeres que fueron sepultadas por el derrumbe de una galería.

Tal vez estas mujeres eran esposas o hijas de mineros o de hombres relacionados con la explotación, pero puede que alguna de ellas trabajara en la explotación.




Fuentes:
ARBOLEDAS, L., 2007: Minería y metalurgia romana
BLÁZQUEZ, J. M., 1989, Administración de las minas en época romana

Tráfico en la antigua Roma.

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Roma  no era una ciudad tranquila, llegó  a tener más de un millón de habitantes que llenaban las calles de ruido y bullicio.  Y  no sólo eran los ciudadanos de a pie que realizaban sus quehaceres cotidianos o paseaban sino también los numerosos vehículos de distintos tipos que circulaban por sus calzadas creando los primeros problemas de tráfico de la historia. 
La urbanización de la ciudad era arbitraria, lo que hacía que en mitad de un callejón se pudiera levantar una casa que bloqueaba el paso, o que se añadieran muros en el extrarradio para hacer casas que parecían haber sido construidas arrojando unos puñados de cemento y unas pocas piedras.

El tráfico de literas, carros y carromatos iba en aumento debido al floreciente comercio. El volumen de tráfico en la ciudad de Roma,  era tan grande que hubo que establecer una ley que prohibía a los carros con mercancías circular por  sus calles durante diez horas desde el amanecer hasta la puesta de sol, de forma que por las calles de la capital los carros sólo podían circular de noche en lo que sin duda fue un temprano ejemplo de medidas para controlar la congestión del tráfico urbano y buscar una solución a los atascos.

César, el autoproclamado curator viarum, o “director de las grandes carreteras”, prohibió que durante el día hubiera tráfico de carros y carretas salvo para el transporte de materiales de construcción para los templos de los dioses u otras grandes obras públicas o para la retirada de materiales de demolición. Los carros podían entrar en la ciudad solo después de las tres de la tarde.
La única edición que se conserva de la Lex Iulia municipalis se halla en un museo de Nápoles. Dice: “En las calles, cuyo trayecto esté trazado o se vaya a trazar en la ciudad de Roma dentro de la construcción cerrada, está prohibido pasadas las Calendas [principio de mes] de enero conducir o dejar conducir un vehículo de carga desde el alba hasta la décima hora.” En lo que sigue, se regla qué tipos de vehículos estaban exentos de la nueva normativa. Así, generales victoriosos no se veían obligados a hacer sus marchas triunfales a pie,  los sacerdotes que participaban en actos de culto, los carros  que estuvieran ocupados en construcciones de interés público y la recogida de basuras no se veían afectadas por la normativa.
Nos cuenta Juvenal: Sólo si se tiene mucho dinero puede uno dormir en Roma. La fuente del problema reside en los carros que atraviesan los embudos de las calles curvadas, y las bandadas de ellos que se paran y meten tanto ruido que impedirían dormir hasta a una manta raya.
A pesar de que los carros tirados de animales tenían prohibido circular por las calles principales por las mañanas, el caos circulatorio en Roma solía ser perpetuo. Además, el movimiento de los grandes carros por las noches, también traía un gran problema de “contaminación acústica”. Las grandes ruedas de madera con sus llantas de metal chirriaban contra la calzada de piedra causando un gran estruendo. El roce de las llantas metálicas provocaba un desagradable ruido. 

Seguridad vial

Hoy  en día tenemos muchos elementos de seguridad vial que se la debemos a los romanos.

Calzada
Parte de la vía destinada a la circulación de vehículos y personas. Las más anchas median 6 metros (hoy se entiende como calzada estrecha la que mide menos de 6 metros)

Las aceras
Las  calles de nuestros pueblos y ciudades siguen el modelo empleado por ellos. Las calles de las ciudades romanas tenían el pavimento empedrado, y a cada lado amplias aceras para los peatones.  Los romanos construyeron  las aceras de mayor altura que la calzada para impedir que los vehículos las invadieran y atropellaran  los  peatones.

Los pasos de cebra
A  cada cierto trecho la calzada estaba atravesada por una hilera discontinua de bloques de piedra paralelas al eje de la misma, para facilitar el cruce de peatones, cuando estas se inundaban a causa de lluvias que ademas dificultaban la conducción.

Badenes
Los bloques de piedra que hacían de paso de peatones, también obligaban a los carros a ir despacio para evitar que carros y carruajes alcanzasen demasiada velocidad, para que las ruedas pudieran pasar entre piedra y piedra.

Las señales de tráfico

Las primeras señales ya las encontramos en la antigua Roma, donde existieron muchas, muy inteligentemente pensadas, claras precursoras de las señales verticales y horizontales actuales. La dirección prohibida consistía en un palo que se introducía en un orificio, a la entrada de una calle, y que se cambiaba de zona en función del tráfico existente, lo que es un anticipo de la señalización electrónica-móvil actual. También se conocía algo similar a lo que sería la señal de STOP, mucho más bella que la fría señal metálica actual. Era una estatua del dios Hermes-Mercurio, que se colocaba en los cruces de aquellas calles que eran especialmente peligrosos, y en donde los carros, por las características del terreno, iban a mayor velocidad.















Preferncia de paso.
prioridad en un cruce,los romanos optaron por darle el derecho de paso al vehículo de mayor rango y al conductor de mayor edad. Claro está que esto generó más de una discusión.











Vehículo:

 Artefacto que sirve para circular por las vías.

Diferentes tipos de vehículos :

Lecticas (Literas). El viajero iba tumbado,Las literas estaban formadas por un armazón compuesto por correas que sujetaban un colchón sobre el que se repartían mullidos cojines. El ocupante de la litera, se cubría de la mirada de la multitud tras unas finas cortinas, y toda esa estructura a su vez era transportada por cuatro o más esclavos conocidos como lectiarii o portadores de la litera.  La litera tenía cuatro patas de madera de forma que cuando la estructura descansaba en el suelo, el colchón no quedaba tirado sobre el pavimento. Era el medio preferido de las clases pudientes. Las adornaban con profusión (más cuanto más acaudalado fuera el dueño) e iban acompañados por un cortejo de esclavos. Era habitual que existiera un esclavo que a voz en grito fuera en la parte delantera abriendo camino para la litera. Este esclavo recibía el nombre de anteámbulo y vociferaba para despejar al camino algo así como ¡paso a mi señor! si los gritos no eran suficientes para que la multitud se apartara, se recurría a empujones o puñetazos sin ningún tipo de reparo.

El poeta Marcial comentaba: "El liberto que sabe apartar las turbas a empellones es un compañero más útil que un alto ciudadano poco resuelto." 
La evolución de las literas romanas hizo que como medida de protección las cortinas que cubrían sus paredes pasaran a ser armazones cerrados para evitar posibles flechas o dagas enemigas.
Julio Cesar tuvo que prohibir el uso de las literas limitándolo a ancianos y a ciertos días. 

Sella (Silla). Una silla normal transportada por varios esclavos. El transportado iba sentado y con la espalda recta. Plinio el viejo hizo mucho uso de este medio e incluso cuando viajaba, iba dictando notas al escriba que caminaba a su lado. 


El Essedum. Era un carro ligero y unipersonal. Fue un vehículo bastante corriente y si había dinero solía adornarse o construirse con materiales preciosos. Tenía  sólo dos ruedas y estaba  pensado para transportar únicamente al conductor. Su uso estaba muy ligado con los mensajeros.

La Basterna. Era un vehículo sin ruedas en el que el pasajero viajaba sentado. Podía ser transportado por esclavos o por dos mulas, normalmente  en lugar de estar transportado por esclavos, estaba tirado por mulas (una delante y otra detrás).El esclavo encargado de conducir a las mulas llamado “basternario”.

El cissium Carro muy ligero tirado por dos caballos donde viajaban dos o tres personas. Podían alquilarse con o sin conductor y era de los medios más veloces para viajar.

Ciceron cuenta que Marco Antonio recorrió 56 millas en una sola noche (10 horas) con uno de estos carros. La media es de unos 8.5 Km/h. 

El Carpentum. Era un carro de dos ruedas con una lona que lo cubría.

La carruca, tirada por mulas era un coche más lujoso y grande  que servía para llevar a toda una familia e incluso con espacio para dormir si se tenía sueño. Se llegó a decir que Nerónnunca viajaba con menos de mil carrucas.

Plaustrum, una carreta de dos ruedas tirada por bueyes. Era un gran carro para el transporte de mercancías.



El jurista Alfenus, nos habla de  lo que probablemente es el primer accidente de tráfico procesado jurídicamente. Según los datos, se trataría de dos carros que estaban subiendo la vía al Capitolio, cuando el primero cedió por el peso, arrolló al carro que lo seguía por detrás, que a su vez atropelló y acabó con la vida de un esclavo.

La historiadora Christiane Kunst en su libro Leben und Wohnen in der antiken Stadt describe que se utilizaba piedras de diferentes colores para las distintas vías, piedra de caliza azul para las calles de tránsito de vehículos, y piedra arenosa blanca para las peatonales. 


Eric Poehler, arqueólogo del tráfico, averiguo,  no sólo la dirección del tráfico de las calles de Pompeya, sino la de los giros para embocar calles de doble sentido en las intersecciones o cruces. Según estas pruebas, los conductores de Pompeya conducían por la derecha de la calle, usaban principalmente un sistema de calles de sentido único y tenían prohibido conducir bajo ningún concepto por determinadas vías. Poehler también sostiene que no habían señales de tráfico: no hay restos arqueológicos de ellas. Y, como ocurre en la actualidad, Pompeya también sufrió obras y desvíos viarios que provocaban atascos: por ejemplo, en la construcción de los baños se impuso el cambio de dirección del Vico di Mercurio.



Fuentes:
Vía | Tráfico de Tom Vanderbil
El Tráfico en la Antigua Ciudad de Roma.
Dr. Luis Montoro González. Catedrático de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia 

Article 24

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Durante el Imperio Romano, como todo el mundo sabe, eran habituales los espectáculos de peleas entre gladiadores, tal y como el cine nos ha recordado en infinitud de ocasiones con mayor o menor acierto. Lo que no todo el mundo sabe es que también existían mujeres gladiadoras, aunque apenas tenemos una docena de referencias a ellas en los textos clásicos, y aun menor es lo que nos ha llegado en forma de representaciones artísticas. En el año 200 d.C. el emperador Septimio Severo prohibió definitivamente a las mujeres ejercer tal oficio, aunque parece ser que la prohibición no duró demasiado. Sin embargo no se conocen ni siquiera cifras aproximadas de mujeres que pudieron desempeñar el papel de gladiadoras

Congelados en el Tiempo: Las Víctimas Petrificadas de Pompeya Revelan Sus Últimas Horas

El Coliseo (Anfiteatro Flavio,)

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ARQUITECTO: Anónimo (emperador Vespasiano)

CRONOLOGÍA: s. I después de C. LOCALIZACIÓN: Roma (Italia)

ESTILO: Romano

MATERIALES: Bloques de toba, tufo, mampostería hormigón y ladrillo combinados con gran destreza para proporcionar solidez a la obra. En el exterior aparecía recubierto con placas de mármol travertino que ennoblecían el conjunto, hoy desaparecidas por haber sido utilizadas en los palacios del Renacimiento.



DIMENSIONES: 188x156 m. en los ejes, 50m. de altura
Construido durante el mandato del emperador Vespasiano, e inaugurado por su hijo Tito en el año 80. Su inauguración se convirtió en una fiesta que duró unos 100 días El nombre de “Coliseo”, con el que se le conoce desde la Edad Media, hace referencia al “coloso” de Nerón, estatua de 20 m que se alzaba en sus inmediaciones. El anfiteatro fue construido próximo al palacio de Nerón, en la parte de los jardines que queda abandonada tras el suicidio del emperador y su construcción se hace necesaria después de que desapareciera el anfiteatro antiguo en el incendio  en el año 64. A pesar de los expolios y destrucciones que ha sufrido, conserva intacta su planta elíptica y buena parte del alzado (4 pisos), constituyendo el más impresionante monumento que nos ha legado la antigüedad clásica. Tenía unos 100 días de espectáculos al año, con entrada gratis y una cabida de unos 50.000 espectadores. Las entradas se distribuían según la jerarquía político-social.

ANÁLISIS ARTÍSTICO Y TÉCNICO

Exterior: El alzado consta de tres pisos de 80 arcos con la superposición de órdenes (toscano, jónico y corintio) coronado por un ático sobre el que se apoyaban estatuas y escudos. Todo el exterior estaba recubierto de estuco con estatuas entre los intercolumnios. Tanto el exterior como interior era una verdadera ostentación de lujo. Un estilóbato es la base de la fachada, a partir de él, se superponen una arquearía de ventanas con columnas adosadas de los tres órdenes griegos distribuidos por plantas: la 1ª de orden dórico o toscano la 2ª de orden jónico la 3ª de orden corintio culminando en un entablamento.
Posteriormente el emperador Tito mandó construir un 4º piso que se llevó a cabo en tiempos de Domiciano, para aumentar la capacidad del anfiteatro que se había quedado pequeño. Este 4º piso presenta un ático macizo con ventanas cuadradas. Un inmenso toldo (velarium) protegía al público del sol y la lluvia, que se sujetaba con unos mástiles apoyados en unas 240 ménsulas (todavía quedan algunas).

Interior : Los 80 arcos de medio punto de la planta baja son las puertas que dan acceso al graderío. La estructura no está hecha aprovechando el terreno, sino que se levanta sobre una multitud de bóvedas superpuestas, sustentadas por pilastras colocadas en disposición radial la cavea o graderio se dispone en tres pisos comunicados entre sí, con corredores concéntricos, abovedados (bóvedas de cañón y de arista) que sostenían las gradas con escaleras de acceso a los diferentes sectores. Kilómetros de pasillos y galerías comunican entre sí todos los accesos de cada planta y estos a su vez con los pisos superiores, logrando una red rápida de llenar y evacuar agua  en un tiempo récord (3 minutos)
La  cavea daba sobre el ruedo y tenía el piso de madera, después la cubrían de arena. Cuando querían celebrar naumaquias, la llenaban de agua mediante un sistema de impermeabilización y de conducción de agua para transformar la arena en una gran piscina de 1,5 m de profundidad. Quedan restos bajo la arena del complejo dispositivo que permitía la realización de los diferentes eventos. De hecho, parece que eran en estos subterráneos donde se guardaban los objetos, máquinas, jaulas de fieras y armas de los gladiadores. Debieron instalarse aquí enfermerías para los luchadores heridos y depósito de cadáveres para las víctimas. Contaba a su vez con ascensores o montacargas de poleas para subir a las fieras y para el almacenaje de productos. El piso de la arena situado encima de estos subterráneos eran de madera y por medio de máquinas se elevaban a la escena las fieras etc. Desde este interior destacaban las dos puertas principales que abrían el edificio en sus extremos: a la derecha la puerta Triunfalisy a la izquierda la puerta Libitinaria que era por la que se evacuaban las víctimas.






https://youtu.be/RjxizDk1pJU


Fuentes

Historia del Arte – Sofía Lanchas 

Article 24

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MÚSICA  EN ROMA. 


Los romanos adaptaron las teorías de los griegos a sus necesidades prácticas musicales y a su carácter. No han llegado hasta nuestros días ejemplos de la música de esa época, ninguna pieza musical romana a excepción de un breve fragmento de una comedia de Terencio, pero contamos con muchos tratados musicales de la época.Marco Terencio Varrón en su libro De Música,destaca su importancia como una de las principales disciplinas de la educación romana, aunque hacían algunas improvisaciones sobre la misma ya que  no había una notación fija.En cuanto a la escritura musical, adoptan las escalas tonales griegas y los principios de su acústica. Se sabe que el séptimo libro del "Disciplinae", era "De Musica" y aunque esta obra se perdió conocemos   su importancia porque era muy comentado por tratadistas romanos como Macrobio y Marciano Capella.

A lo largo del tiempo el Imperio Romano a través de la asimilación de los pueblos conquistados, como los sirios, egipcios  asimilaba sus usos, instrumentos, costumbres y bases musicales adaptándolos hacia fines rituales, guerreros, épicos e incluso hacia el disfrute sexual. 
Después de la conquista de Grecia, el arte de la música se volvió de uso general en todo el pueblo romano. Los cantos de los antiguos pueblos itálicos se hacían con referencia a su historia. Se transmitían de generación en generación y los mismos recibían el nombre de camenae.
Existían también los llamados saturninos que eran  historias heroicas  cantadas en verso cantos no religiosos que se caracterizaban por ser rítmicos y, en sus inicios, festivos; aunque después degeneraron y  se convirtieron en satíricos y difamatorios.


 Los romanos de buena posición cantaban en griego y declamaban en griego. Los maestros más notables eran griegos. La influencia griega sobre los músicos romanos fue bastante marcada. No hay ningún rastro de ejecutantes o de fabricantes de instrumentos que no sean griegos u orientales.

Lo que se perderá en Palmira

Mosaico de la vida romana

Hospitales de campaña (Roma)

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Debido a que en las batallas abundan los enfermos y los muertos, la medicina militar avanzó mucho durante las grandes y largas campañas del Imperio Romano.

En principio, no existía en Roma un criterio bien definido respecto a la Medicina militar; consideraban que curaba más la palabra del jefe que cualquier medicamento, y valía más el ejercicio que la actuación del médico para mantener la salud. En los primeros tiempos no había organizado ningún servicio de asistencia sanitaria en campaña. Acompañaban a los ejércitos combatientes curanderos, ungüentarios y esclavos que hacían las veces de médicos. Los soldados se curaban unos a otros con apósitos medicamentosos que formaban parte de su equipo. Pero los jefes y generales se hacían acompañar de médicos griegos, esclavos o libres. De forma espontánea se fue creando un “cuerpo médico” con aficionados a la cirugía que acompañaban voluntariamente a los ejércitos. Fue la preocupación e interés de los emperadores, al observar que morían más soldados por falta de cuidados que los que morían en la batalla, lo que impulsó la creación de una organización sanitaria militar.

Se dotaron las unidades de médicos militares y auxiliares médicos, y se asignó a cada legión una ambulancia, un pequeño hospital, muy simple, destinado a seguir los movimientos de las tropas a fin de prestar los primeros servicios a los heridos.




Se crearon unos hospitales de campaña móviles, constituidos en principio por una tiendas de campaña instaladas cerca de la línea de combate, pero en sitios resguardados y seguros, que Vegecio denomina “aegri contubernales” (compañeros enfermos) .

Los heridos y enfermos reposaban  en lechos de hojas secas o sacos de paja, y recibían los cuidados médicos en espera de ser evacuados o incorporados de nuevo a las unidades.

Los aegrise fueron perfeccionando y dieron lugar, con el paso del tiempo a los “VALETUDINARIA”móvil y fijo. En cada campamento había también un “VETERINARIUM” para tratamiento del ganado.

En los cuarteles incluso en algunos campamentos había hospitales de tamaño considerable construidos con tiendas de campaña. Normalmente, se disponían en forma de cuadrado en torno a un cuadrado abierto central: este diseño se mantuvo en gran medida en los edificios permanentes de las fortalezas.

La arquitectura de los valetudinaria era siempre la misma: un corredor central e hileras a ambos lados de pequeñas salas, cada una con capacidad para 4 o 5 personas. Estos hospitales fueron las primeras instituciones diseñadas para atender heridos y enfermos.

Había  un hospital militar (Valetudinarium) en cada campamento permanente de la Legión. Es de destacar el de la base legionaria de Vetera Castra, cuyos parámetros de ingeniería sanitaria, comodidad e higiene no fueron alcanzados por los hospitales militares hasta muy avanzado el siglo XIX. Contaban con habitaciones para los heridos, y disponían de farmacia y cocina, y una excelente provisión de agua, además de un quirófano en el que intervenir a los soldados en plena contienda.


El campo de la cirugía fue en el que más profundizaron. Los médicos romanos tenían métodos quirúrgicos  militares
sorprendentemente avanzados para el tratamiento de las heridas. Esto queda reflejado en su amplia variedad de instrumentos quirúrgicos. 

Incluyen fórceps para extraer proyectiles tales como flechas, sondas, espátulas para aplicar ungüentos, pequeñas palas con una cuchilla en el extremo, horcas para separar el tejido muscular, pinzas, agujas tanto curvas como rectas, y tablillas para piernas.

Todos ellos sabían cómo usar los torniquetes, los clampajes arteriales y las ligaduras para parar la pérdida de sangre, y también amputaban para prevenir gangrenas mortales.
En las amputaciones la carne sobre la herida se cortaba sobre el hueso con un escalpelo, pero no sobre articulaciones, y entonces el hueso era serrado, dejando suficiente piel colgando, para después alisar el hueso, doblar la piel encima y coser para cubrir el hueso.

En las legiones había personal de apoyo que atendía  a los enfermos y heridos puntuales en el mismo campamento. El más importante era el doctor medicus cuyo prestigio parece haber sido equivalente al de centurión. Gran número de médicos procedían de Grecia. Estos médicos poseían elevados conocimientos de medicina.

El primer cuerpo profesional de médicos militares los estableció el emperador Augusto, hasta entonces la suerte de los soldados heridos dependía de lo que cada general decidiera. Julio Cesar, tenía médicos de campaña, otros no llevaban ningún médico, dejando a los heridos al cuidado de sus compañeros.

Para  Augusto era muy importante la alta moral de sus tropas, y por consiguiente era importante que los soldados supieran que un grupo de médicos les aplicarían los cuidados necesarios para salvar sus vidas.

Para atraer a médicos al ejército, Augusto confirió el staus équite y los derechos de ciudadanía completa a todo médico que se enrolase en el ejército. Les ofreció los mismos beneficios monetarios y las mismas cantidades de tierra cuando se retiraran, y estaban exentos de algunos impuestos.

Los primeros auxilios se suministraban en el mismo campo de campaña por el médico que praefectus castrorum, que era el tercer oficial en orden de importancia de la legión, el medicus primus era el médico entrenado que cumplía su servicio en la legión el tiempo de servicio unos 25 años. 


Un médico militar Pedanius Dioscurides, escribió Materia médica, un texto que citado por Galeno, fue utilizado durante mucho tiempo. Antigono elaboro un remedio para el dolor de cabeza que contó con la aprobación d Galeno, Axius un oculista de la flota británica classis britannica elaboro un bálsamo ocular que incluía sulfuro de mercurio.

Estos hombres fueron grandes médicos. El nivel del medicus medio podía ser mucho más bajo Celsusotro autor que escribe sobre medicina nos cuenta que los doctores militares al igual que los cirujanos de las escuelas de gladiadores tenían mucha más oportunidades de estudiar anatomía que sus compañeros que se ocupaban de los pacientes civiles.








Por debajo de los médicos había otro personal por  ejemplo el optio valetudínarii que se encargaba de la supervisión y administración del hospital.

Los capsarii encargados del botiquín de primeros auxilios la  capsa, ofrecían un tratamiento básico y menos especializado que el de los médicos. Posiblemente el capsarii atendía a los heridos en el campo de batalla ofreciendo unos primeros auxilios, se trataba de curar rápidamente a los heridos menos graves para que volvieran al campo de batalla lo antes posible.   Parece que había al menos dos o tres de ellos en cada una de las cohortes y que no se trataría propiamente de personal médico sino de legionarios especialmente adiestrados para ofrecer un tratamiento básico y rápido, sobre todo, en los momentos inmediatamente posteriores a los del choque con el enemigo.

Agrícola, tuvo que entrar en combate en una ocasión sin ellos ya que una de las legiones carecía temporalmente de ese personal. El general ordenó a varios de sus servidores que, en dos días, aprendieran lo que pudieran y les entregó botiquines con la orden de acompañar a las tropas. Cuando uno de sus lugartenientes lo vio, cuestionó la utilidad de ese remiendo ante lo que Agrícola espetó... “...hay que ofrecer a todo hombre una esperanza”.

Los  más graves eran transportados en las “arceras”  las ambulancias de los romanos (carros tirados por animales). Como ambulancia, es presumible que se empleara un carro ligero de dos ruedas por cada cohorte, también las había de cuatro ruedas que disponía de suspensión, una verdadera innovación tecnológica de aquellos tiempos que consistía en suspender la caja mediante correas de cuero.
Este  vehículo era utilizado  para trasladar a sus enfermos y  heridos a los hospitales de campaña donde eran atendidos  por los médicos que permanecían  en el campamento para tratar al resto de soldados y enfermos.


Para los médicos era muy importante minimizar las bajas por enfermedad, tanto en tiempo de paz como de guerra, por lo que se ponía mucho énfasis en la higiene, cloacas alcantarilla suministro de agua limpia dieta saludable y variada, inspecciones médicas aceites para protegerse del sol y repelentes de insectos. En el ejército  solo se permitía el ingreso de reclutas sanos y se les   exigía limpieza personal, de ropa y equipamiento.











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Fuente :
“Las grandes batallas en la historia de la cirugía militar” Rev. “Medicina Militar ”
-Alegría J. (1989) “El hombre y la guerra”
Howard W. Haggard. El Médico en la Historia. IV Edición. Buenos Aires

“Los hijos de Asclepio”LUIS GÓMEZ RODRÍGUEZ 2013

Article 20

Mascara Romana de teatro

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Los términos máscara y careta son similares, la diferencia es que la máscara puede cubrir todo el cuerpo, mientras que la careta sólo disimula los rasgos.  El origen de la palabra puede venir del árabe “maskharah”, que significa “bufón” (hombre con máscara).
El origen de la careta se remonta en el tiempo y se pierde en la más remota antigüedad.
Se supone que su invención se debió a fines religiosos.


Una  de las características más significativas del teatro grecorromano son las máscaras. Teniendo un origen religioso, se empezaron a utilizar en los ritos dionisiacos donde los personajes se embadurnaban el rostro con barro o azafrán.

Las  máscaras eran de tamaño superior a la cabeza del actor y se las colocaban en la cabeza como si fuesen cascos. El tamaño permitía ser más visible para el público y las bocas abiertas contenían un megáfono de latón para proyectar la voz y que se oyese desde cualquier punto del teatro. No sólo eran más visibles los actores sino que los agujeros para ver hacían que el que las llevase pudiese ver a grandes distancias.






La máscara tenía las características del personaje representado mediante rasgos tipificados y expresiones exageradas tanto en formas como en colores.

Además  indicaban la edad, sexo, las máscaras permitían a la audiencia determinar si el personaje era una mujer usando una máscara de color blanco, o si era un hombre con el uso de una máscara de color marrón, el  estado de ánimo y rango del personaje etc.




Poco a poco se iban haciendo cada vez más realistas y surgieron las variantes entre las tragedias y las comedias. En las tragedias las máscaras eran mucho más serenas y hermosas. Otra de las cualidades de las máscaras era que el actor podía realizar más de un personaje sin llegar a confundir al público.





La inmovilidad de la expresión facial suponía un esfuerzo por parte del público para imaginar el cambio del estado de ánimo del personaje mediante el diálogo. Por ello en Roma comenzaron a utilizar la máscara doble compuesta por un lado sonriente y otro enojado que servía para enseñar al público la que conviniese en cada momento. Generalmente este tipo de máscaras se utilizaba en comedias y pantomimas. En Roma además se usaron por primera vez las carátulas o personae



Estas estaban hechas con tela empapada que una vez endurecida se la daba forma. La boca era muy abierta y tenía dos huecos para ver. Solían estar pintadas y al ser más ligeras eran mucho más cómodas para el actor.





Las más primitivas estaban hechas de corteza de árbol, de cuero forrado con tela y finalmente de madera.


Hubo varias clases de máscaras; cómicas, trágicas y satíricas.

Las primeras eran toscas, con los ojos bizcos, la boca torcida y las mejillas desvencijadas.

Las trágicas eran notablemente más grandes, tenían la mirada furiosa, los cabellos erizados y las sienes o frente deformes.

Las  satíricas eran más grotescas, representaban solamente figuras extravagantes y fantásticas como cíclopes, centauros, faunos y sátiros.









Fuentes :

BEARE, W., La escena romana, Buenos Aires, 1972.

 El teatro en la Hispania romana (Mérida, 1980), Badajoz, 1982.







Arc de Triomf de Berà. ( arco de triunfo de Bará )

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En el camino de Tarragona a Barcelona, a 22 km. cautiva la atención del viajero un bellísimo arco, al parecer de 35 pies de altura, obra romana,  sencillo, de proporciones admirable, con pilastras corintias engalanando , majestuosamente la Vía.











Por el año  1525, examinándolo Mariangelo Accursio, italiano, que seguía la corte del Emperador Carlos V, halló borradas casi las letras de la inscripción abierta en el friso por uno y otro lado del monumento.

Las  más grandes y que se podían leer mejor, decían de esta manera:


EX · TESTAMENTO · L · LICINI · L · F · SERG · SVRAE · CONSECRATVM

«Consagrado, en virtud del testamento de Lucio Licinio Sura, hijo de Lucio, de la tribu Sergia.»


Luis de Lucena, docto médico, natural de Guadalajara, que murió en Roma el año de 1552, advirtió que a ese renglón, trazado con letras muy grandes, precedían otros en carácter pequeño, del todo ya ininteligible.

Se   reconoció el arco haciéndose público  en 1600 .

1820



El capitán general de Cataluña don Antonio Van-Halen, a pretexto de que reedificaba el monumento  en 1840, hizo borrar a pico el letrero romano y que allí se grabara su nombre.



Los trabajos que se realizaron en 1840, cuando se modificó el estilo para dedicarlo como monumento a la paz en honor de la reina Isabel II y del general Espartero, desvirtuaron por completo el diseño y sobre todo el remate superior, con una coronación falsificada que no correspondía a ningún estilo arquitectónico. 



1840

En  Mayo de 1998 se terminaron los trabajos de restauración.  La ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, fue la encargada de inaugurar la restauración de este monumento.



La restauración consistió sobre todo en recuperar el diseño original de la cornisa mediante la restitución de tres piezas originales que se reutilizaron en 1840 y que permanecían ocultas desde entonces.

Los  expertos también sometieron al arco a una minuciosa limpieza de todos los sillares, desmontados uno por uno, muy afectados por la contaminación causada por los vehículos que circulan por la carretera, situada a ambos lados del arc de Berà. Los arqueólogos también pudieron recuperar una línea de sillares de la base del monumento, enterrada por una pavimentación de cuando se arregló la carretera N-340, que en este tramo sigue el mismo trazado que la antigua Vía Augusta romana. 



 Esta  es la cuarta restauración a la que se somete el monumento, después de las de 1788, 1840 y 1936,.






¿Por qué Licinio le mandó hacer en aquel sitio? ¿Fue ordenado a perpetuar memoria antigua? ¿Le era aquel suelo propio? Este Arco ha dado mucho que hablar.


Las conjeturas habían sido muy disparatadas y absurdas, como por ejemplo, la dePere Antoni Beuther, que en su Chrónica universal de España (Valencia 1550) le imaginó de los tiempos de Escipión  erigido en memoria de un triunfo de Roma contra Cartago; adornando la narración con fábulas y consejas desprovistas de todo buen fundamento.


La nueva cronología atribuida al epígrafe (CIL II, 4282 =RIT 930) del arco de Bará, permite determinar que éste fue construido por disposición testamentaria de un Lucius Licinius Sura, perteneciente a la tribu Sergia, fallecido en el último cuarto del siglo I a. C. Este personaje, antepasado homónimo del senador de época de Trajano puede ser identificado, a nivel de hipótesis, con un praefectus de Lepida/Celsa (Velilla de Ebro), quizás emigrado a Tarraco a principios del principado de Augusto.





Arquitectónicamente, se trata de un arco de un solo vano, construido sobre un alto podio, con un cuerpo central estructurado por cuatro lesenas corintias en cada una de las fachadas; lesenas simples junto al arco y de ángulo en los extremos. Las lesenas se apoyan en una especie de plinto corrido, que separa el cuerpo central del podio, y sostienen un entablamento formado por un arquitrabe moldurado, un friso -en el que originariamente se hallaba la inscripción- y una cornisa denticulada.







Tanto la cornisa como el ático que, sin duda alguna, coronaba el monumento han desaparecido. La antigua imagen del arco era diferente de la actual ya que, por un lado, presentaba el citado ático, probablemente con estatuas, y, por otra parte, la cota de base era unos 0,90 metros inferior a la que ahora podemos observar. Las dimensiones del edificio pueden reconstruirse en 14,65 m de altura, 11,84 de fachada y 3, 7 para los lados menores.






Video Arc de Bera.



Fuentes:
Archivos del País Mayo 1998
De la versión digital, Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia

Museu Nacional Arqqueològic de Tarragona


Los juegos fúnebres (MUNUS )

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La primera constancia que tenemos de la celebración de unos juegos fúnebres los encontramos en la mitología griega con los que se celebraron en honor de Patrocloen Troya.

Fueron unos juegos atléticos realizados entre los principales aqueos en la guerra de Troya para rendir homenaje al héroe Patroclo. Las pruebas consistieron en la carrera de carros, el pugilato, la lucha  la carrera a pie, el combate, el lanzamiento de peso, el tiro con arco y el lanzamiento de jabalina.

Los  vencedores de cada prueba  recibían distintos obsequios. Por ejemplo en la carrera de carros el primer premio consistía en una mujer diestra en labores y un trípode con asas; el segundo era una yegua preñada; el tercero, un caldero sin estrenar; el cuarto recibía dos talentos de oro y el quinto una copa de doble asas.

Los juegos fúnebres formaban parte de los funerales. Julio César indico en su obra que los galos tenían esa costumbre.

Estos juegos fúnebres pasaron de los griegos a los romanos siendo llamados munus que significaba presente u obsequio, siendo  el origen de los juegos de los gladiadores.






Durante siglos, los combates de gladiadores formaron parte de los rituales religiosos relacionados con el culto a los difuntos,  al igual que en Etruria y Grecia, solo tenemos noticias de ellos a partir de mediados del siglo III a.C.  

El acontecimiento tuvo lugar en el foro boario, y estuvo organizado por Marco y DécimoJunio Bruto, para honrar la memoria de su padre, Bruto Pera, como parte de un espectáculo fúnebre.

En  él combatieron tres parejas de gladiadores. A partir de aquí el número de gladiadores fue aumentando progresivamente en cada munus.

En el año 216 a.C. Lucio, Marco y Quinto, hijos de Marco Emilio Lépido, ofrecieron tres días de juegos fúnebres en honor de su padre en el Foro, donde lucharon 22 parejas de gladiadores.

Esta tradición fue continuada  por Escipión en el 206 a.C. en Cartago Nova, en honor de su padre y de su tío muertos años antes en Hispania.



En el año 200 a.C, fueron los hijos de Marco Valerio Levino, Publioy Marco,quienes honraron a su padre haciendo luchar en el Foro a 25 parejas en unos juegos fúnebres que duraron cuatro días.

En el año 183 a.C., con motivo del funeral de Publio Licinio, combatieron 60 parejas de gladiadores durante tres días de juegos funerarios.

El carácter era excepcional, pues se trataba de una celebración ligada a un ritual funerario, que estaba reservada únicamente a las familias aristocráticas de la ciudad.

No había ningún tipo de regularidad en la celebración de este espectáculo, que sólo se ofrecía cuando alguna familia noble se decidía a honrar a alguno de sus distinguidos miembros, fallecido más o menos recientemente.



La financiación siempre era privada, tanto civiles, como familiares de militares, en virtud de sus posibilidades, podían organizar losmunus cuando un pariente, magistrado, soldado o simple civil fallecía, y solamente a partir del año 105 a.C. debido a la popularidad que había adquirido, los munera gladiatoria formaron parte, por primera vez, del programa oficial de los espectáculos públicos ya que hubo ocasiones en las que los asistentes a las representaciones teatrales abandonaban sus asientos en  mitad de la función para asistir a la lucha que se iba a celebrar, por lo que  el Estado decidió costear una representación anual. 


Valerio Máximo y, muy especialmente, Enodio, relatan que  fueron Publio Rutilio y Cneo Manlio, los cónsules del año 105 a.C. quienes organizaron por primera vez, en plena paz, combates de gladiadores, con el fin de mostrar al pueblo convocado en las gradas del teatro lo que ocurría en la batalla.



Los munera no pasan a formar parte de los espectáculos públicos hasta el Bajo Imperio.

A partir de aquí, pues, encontraremos una doble organización de los munera: una oficial, organizada por los magistrados, y otra de carácter extraordinario, privada y ligada al ceremonial funerario.



Los munus gladiatoriaformaban parte del ritual religioso funerario, por lo que los participantes obtenían gran prestigio.

En  un principio participaban esclavos, pero también intervenían ciudadanos libres por propia voluntad y, en muchas ocasiones, soldados, legionarios o auxiliares, que podían haber  servido bajo las órdenes del difunto, demostrándole de este modo su agradecimiento y su respeto.

Para los esclavos, que con el paso del tiempo se convirtieron en los interpretes mayoritarios de estos espectáculos, debía ser un motivo de satisfacción, además era un camino para comprar su libertad, el poder formar parte de estos rituales religiosos, les proporcionaba un cierto prestigio social, que dado su condición servil, compensaría el riesgo.








Estos juegos podían consistir en juegos atléticos, combates que no terminaban con la muerte u obras teatrales. Lo más común eran carreras de pugilato, lucha, duelos y cacerías, como podemos encontrar representados en muchas tumbas de Paestum.


En el Foro fue  donde tuvieron lugar estos combates hasta la construcción del primer anfiteatro en Roma, el curioso teatro-anfiteatro que levantó Curión en tiempos de César.

Los recintos más característicos para celebrarlos eran el circo, el anfiteatro, el estadio y el teatro.


Poco a poco estos juegos se secularizaron, aunque en época de César se dieron espectáculos gladiatorios de carácter fúnebre, como los que organizó Césaren memoria de su padre.

La secularización no debió ser del agrado de los gladiadores que vieron como su oficio dejaba de ser algo admirado y reverencial, para convertirse en un espectáculo, en el que se jugaban la vida para entretener a unos ciudadanos ociosos, que no sentían ningún respeto por lo que ellos estaban haciendo y  que lo único que les interesaba era el aspecto sangriento del combate.

Los gladiadores podían tener cinco orígenes diferentes:

1.    Hombres libres condenados a muerte que salían a la arena sin armas
(noxi ad gladium ludi damnati).

2. Hombres libres condenados a trabajos forzados (ad gladium). Una vez superado
el combate obtenían la libertad.

3. Esclavos destinados directamente a este tipo de espectáculos.



4. Hombres libres que se sometían voluntariamente.

5. Esclavos alquilados por los propietarios para que actuaran en los munus.

En general, cuando se organizaban juegos funerarios, el pueblo asistía a ellos con trajes de luto y el funeral era seguido de un gran banquete al que se presentaban los invitados con vestimenta blanca.

Los juegos, parece se celebraban dentro de las feriae denicales, es decir, el período sucesivo a un enterramiento durante el cual la familia debía realizar todas las ceremonias de purificación.

El Emperador Claudio mandó que se celebraran estos juegos  en días fijos a expensas del estado y que los ediles cuidaran de ellos, pero poco a poco, los abolió.

Su carácter era  religioso y propagandístico, y se pretendía que los asistentes los recordaran y de este modo, honraran la memoria del fallecido.





Fuentes:
Apuntes de educación física juegos funerarios deportivos en las tumbas pintadas de Paestum.
Pan y circo los juegos romanos Historia 16.
La politica dei divertimenti di massa nell’antica Roma,1986

Carreras Atléticas romanas (certamina graeca)

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Los juegos atléticos griegos fueron introducidos en Roma  en (186 a.C.) por M. Fulvio Novilior y tardaron un tiempo en adaptarse. Augusto fue quien hizo que esta clase de espectáculos se celebrasen con cierta frecuencia y se repitieron de forma regular.


El Senado de Roma, acordó después de la batalla de Accio, celebrar cada cuatro años una fiesta periódica en honor de la victoria que consistían en juegos atléticos. A fuerza de repetirse,los juegos atléticos se hicieron más conocidos y populares pero nunca llegaron a tener el auge de otros juegos.

Eran un tipo de entreteniendo poco popular en Roma,pero  también tenía su espacio, los  llamados certamina graeca, o carreras atléticas. Sila celebró la 175 Olimpiada en Roma y César ordenó la construcción de un estadio de madera para la celebración de carreras durante tres días.
Este tipo de espectáculo no logró calar demasiado en los romanos y Augusto,que sí era favorable, decidió no incluirlos en las manifestaciones lúdicas estables deRoma y los trasladó a Nicópolis dándole el nombre de Actia, que  debían celebrarse cada cuatro años.


Caligula  Claudio y Nerón; Intentaron introducir de nuevo las competiciones atléticas en Roma, sin ningún éxito.

Fue Nerón  quien organiza  la primera "fiesta sagrada", siguiendo integramente los cánones griegos (60 d.C.)

Las  llamadas  " Neroneas".contaban con tres clases de torneos: carreras de carros, atletismo, canto, música, poesía y elocuencia.




A partir de Domiciano, con la institución del Agone Capitolino, el público romano comenzó a apreciar este tipo de espectáculos que fueron acogidos en el estadio construido en el Campo de Marte, el Stadium Domitiani, cuyos restos se pueden observar bajo la actual Plaza Navona de Roma.





Había diferentes disciplinas, siendo la más apreciada el quinquertiumcompuesto por salto de longitud, lanzamiento de jabalina, lanzamiento de disco, carrera de un estadio y lucha.


Otra competición era la lampadedromia,una carrera de relevos por equipos, en la que una antorcha hacía las veces de testigo y con el tiempo, los atletas también llevaban un escudo redondo.

Otro tipo de carrera era la que se realizaba con el equipo militar puesto, armadura y armas.


Entre las competiciones atléticas habría que incluir en esta época la realización de combates concretamente lucha, en la que se utilizaban las piernas para atrapar al adversario.





El pugilato  era el más duro de todos estos deportes, se empleaban guantes en principio para salvaguardar  las manos del combatiente, fijados mediante correas de piel cruda, enrollando buena parte en torno a los nudillos, formando así una protuberancia cortante que desgarraba el rostro del adversario de nombre, myrmex para (los griegos ).

los  pugilistas romanos las  harían más letales incorporando piezas metálicas a modo de puño americano, hasta configurar un nuevo modelo llamado caestus.







El pancracio era una modalidad en la que estaba permitido literalmente todo, excepto morder y sacar los ojos, venciendo aquel que obligara al contrario a rendirse, o lo incapacitara seriamente.


Los atletas eran dirigidos por un xystarca.Había ocasiones en la que los atletas se agrupaban en asociaciones que eran dueñas de su propia palestra. Estaban bien considerados y recibían numerosos privilegios de los emperadores. Con el tiempo el privilegio más apreciado fue la concesión de la ciudadanía romana.

Para la mayoría de los romanos los juegos fueron siempre un espectáculo y su participación se ceñía a la de simples espectadores.








Fuentes:
UNED. Espacio, Tiempo y Forma
Serie II, Historia Antigua
L’agonistica sportive nella Grecia antica. Aspetti sociali e ispirazioni letterarie,
Roma 1961.
Varios autores, Educación física 3, Almadraba, Barcelona, 1996.




La estética masculina en la Antigua Roma; afeitados.

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"Qué horrible era su imagen, qué salvaje y qué terrible era mirarlo!...Se podría decir que estos hombres barbados son una imagen de la antigüedad, del viejo reino. Sus vestimentas de ese color púrpura casi marrón de la gente común que nos rodea, y su pelo, tan rústico, que en Capua, donde él fue nombrado decemvir, parece que hubiera necesitado toda la calle entera de Seplasia, llena de barberos y perfumistas, para que luciera un poco decente"...


(Cicerón, (106 AC-43 AC), hablando acerca de otro cónsul, Piso, a quien él denunciaba como corrupto).



Los romanos llegaron a formar una sociedad altamente organizada, con una estructura social bien definida, la forma de vestir y peinarse marcaba posiciones sociales, edad y creencias religiosas. Desde antiguo, lucir melena se asociaba a grandes virtudes masculinas. Así que los romanos, como otros pueblos antiguos acostumbraron a dejarse el pelo y la barba crecidos.


Pero a medida que se fue consolidando el Imperio, los hombres maduros cortaron su cabello y mostraron la cara afeitada, al menos hasta bien entrado el siglo II después de Cristo.

En los primeros tiempos del reino y durante gran parte del período de la República fue común el uso en los hombres de las barbas y los cabellos largos. Al final del período de la República, aproximadamente en el siglo III AC, la conquista de Grecia aporta a Roma una profunda influencia de toda la cultura griega, que incluía la costumbre de usar barberos y lucir bien afeitados.

En  el año 296 AC, Ticinius Mena, senador romano, vuelve a Roma desde Sicilia e introduce la costumbre de las barberías.


Según cuenta Plinio el Viejo, el primer romano importante que apareció afeitado fue el general y cónsul Escipión el Africano, siglo III AC. A partir de esa fecha, ése será el estilo de los hombres en Roma, hasta casi la caída del Imperio, donde vuelven a usarse las barbas y los cabellos largos.


La influencia griega trajo también la costumbre de los barberos y las barberías, que en Roma comenzaron también a ser centros de reunión de los hombres, donde, según se ha constatado en excavaciones arqueológicas, se sentaban en largos bancos de madera y pasaban el tiempo jugando a los dados.



Los  que cortaban y arreglaban las barbas se llamaban "tonsores" y las barberías "tonstrinaes".  La tonstrina, es decir la habitación del barbero, era un auténtico centro de cotilleo. Las barberías eran lugares de debate abierto, una suerte de foros públicos donde los ciudadanos ejercían su participación en torno a los temas de actualidad.





Los "tonsores"también hacían extracciones dentales ya en esa época. La operación del afeitado de las barbas era hecha sólo con agua y navajas de bronce afiladas con piedras, ("novaculae") o por medio de depilación con cera de abejas y pinzas depiladoras.

Los  patricios, gente de mejor posición social, tenían sus propios barberos dentro del conjunto de su servidumbre, para los clientes más pobres había tonsores instalados en la vía pública. Solo a los esclavos les estaba prohibido el afeitado bajo la aplicación de severas penas con lo que hubo un tiempo en Roma en el que lucir las barbas era sinónimo de servidumbre. 


El local estaría rodeado de bancos en los que esperaban su turno los clientes. Dentro el cliente se sentaba en un taburete, mientras el tonsor y los ayudantes (circitores)iban cortándole el cabello o arreglándoselo según la moda del momento, que venía determinada por el gusto del emperador.


De Augusto cita Suetonio: “...ningún cuidado se tomaba por el cabello, que hacía le cortasen apresuradamente varios barberos a la vez; en cuanto a la barba, unas veces se la hacía cortar muy poco, otras mucho, y mientras lo hacían leía o escribía.” (Augusto, LXXIX)



Ningún romano se afeitaba solo, ya que el defectuoso material y la grosera técnica de que disponían los condenaban a ponerse en manos del tonsor.

Tras un aprendizaje, el tonsor  obtenía permiso para abrir su propia tonstrina.


Las navajas barberas (novaculae) y los cuchillos que también usaban para afeitarse y cortarse las uñas eran de hierro, y se afilaban en una piedra, laminitana,originaria de Hispania, del Campo de Montiel. Las mejores en su género son las laminitanae de la Hispania Citerior(Laminium). (Plinio, Historia Natural)


El tonsor,-barbero-, cortaba el pelo con unas tijeras de hierro (fortex). La visita suponía un mal trago para cualquier ciudadano romano, sobre todo a la hora de afeitarse ya que no se utilizaba loción al emplear las navajas (novaculae)y los cuchillos (cultri), al margen del agua.




Los  frecuentes cortes sufridos por los clientes hicieron que el tonsor experto fuera muy apreciado y que aparecieran soluciones alternativas como los ungüentos depilatorios.


Para el afeitado se empleaban jabones rudimentarios o de aceite, pero al acabar el trabajo solo se aplicaba agua, servida en aguamaniles de plata.

El  propioMarcial menciona también a una mujer que ejercía el oficio de barbero, aunque no tenía buena reputación. 

Había multitud de demandas judiciales contra los barberos a causa de accidentes causados en el ejercicio de su profesión. Marcial recuerda a los transeúntes el peligro que un tensor puede entrañar.


Aquel que aún no quiera descender al mundo de los muertos, que evite al barbero Antíoco… estas cicatrices en mi barbilla, si podéis contarlas, pueden parecer las de la cara de un boxeador, pero no se produjeron así, ni tampoco por las garras de una esposa enfurecida, sino por la maldita navaja y la mano de Antíoco. La cabra es el único animal sensato: al conservar su barba, consigue vivir escapando a Antíoco”. 



Los más experimentados tonsores gozaban de cierta fama, como demuestra el epitafio que Marcial  (Epig. VI,52) dedica a Pantagathus .





“En esta tumba yace Pantagathus capricho y pena de su amo, Arrebatado en la flor de la edad Diestro en cortar cabellos desgreñados y en arreglar mejillas Híspidas con imperceptibles toques de navaja. Aunque le seas, tierra, como debes, propicia y liviana, No puedes ser más liviana que su mano.


Los barberos más renombrados eran excesivamente lentos:

“Mientras el barbero Eutrapelo repasa la cara de Luperco y le depila las mejillas, le crece una segunda barba.” (Marcial, VII, 83)

Algunos romanos antes de someterse a la tortura del tensor preferían ponerse en manos del dropacista,especialista en depilar con dropax, un ungüento depilatorio compuesto de resina y pez. También les frotaba con psilotrum, un ingrediente extraído de la vid blanca, o les untaba con otros preparados, como cuenta Plinio.


Se encuentran casos, también, donde se ha utilizado castoreum con miel, durante varios días, como depilatorio sin embargo, en el caso de depilatorio diario, los pelos deberían arrancarse antes de aplicarse. Augusto acostumbraba a quemarse el vello de las piernas con cáscara de nuez para que estuvieran más suaves, según Suetonio. También se usaban diversas sustancias como resina y brea, además de usar piedra pómez para alisar la piel.


Los romanos, desde los 20 a los 49 años, se afeitaban interponiendo un peine entre la piel y las tijeras, lo que no permitía un rasurado completo. A partir de los 49  años  podían rasurarse hasta la piel, tal y como se hace en la actualidad. Pensaban los romanos que el primer pelo de la barba nacía exactamente en la mitad del labio superior, bajo el cartílago nasal, y a ese primer pelo le llamaban Probarbium.

La primera barba al parecer, la que señala el tránsito a la vida adulta,  era apurada con el uso de pinzas, además este pelo era guardado en cajitas de oro o de plata que conservaban durante toda su vida.

La primera vez que un joven se ponía en manos deltonsor se celebraba una ceremonia religiosa: la depositio barbae, que se realizaba alrededor de los veinte años. El día de la depositio barbae, el tonsorcortaba con unas tijeras la barba primera (lanugo) que posteriormente se ofrendaba a los dioses, Apolo, Júpiter o Venus, o a los dioses domésticos, y se guardaban en recipientes de cristal o de oro incluso, y este ritual marcaba el paso definitivo a la madurez.



 De Nerón cuenta Suetonio:


“En los juegos gímnicos que dio en el campo de Marte, y en el transcurso de los preparativos del sacrificio, se hizo cortar la primera barba encerrándola en un cofrecillo de oro adornado con pedrería, y la consagró al Capitolio.”



Durante los tiempos de Juvenal, ricos y pobres festejaban esta fecha solemne según sus medios, preparando una gran fiesta a la que se invitaba a todos los amigos de la familia. Los jóvenes elegantes solían llevar una barba cuidada (barbula)hasta los cuarenta años como señal de juventud; llevar barba a partir de esa edad era signo de desaliño, de duelo o de calamidad, como Augusto, al conocer la derrota de Varo, quien “se dejó crecer la barba y los cabello durante meses” (Suetonio, Augusto, 23).



Los emperadores imponían la moda a seguir, a partir de Adriano fue costumbre lucir una poblada barba, como la de los retratos del emperador. Pero desde Constantinofue habitual el afeitado. Desde Julio Cesar a Trajano, todos los Emperadores mostraron sus rostros afeitados. Otón, incluso, se afeitaba todos los días en una costumbre que había adquirido desde su juventud.









Fuentes :
Augusto y el poder de las imágenes,traducción de P. Diener

239 anécdotas de la antigua Roma; Historia y vida
Los romanos: su vida y costumbres; E. Ghul & W. Koner

Banquete romano

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“Sean graciosos y mordaces, cuando quieran, en los banquetes, a veces hasta elocuentes después de beber; pero una es la esencia del foro y otra la del triclinio; uno el comportamiento ante el tribunal y otro la mesa del banquete; no importe igual la presencia de unos jueces que la de unos juerguistas: en fin, es muy diferente la luz del sol que la de las lámparas”


Cicerón , en el discurso de defensa de Celio.”



El origen de los banquetes es anterior a su propio nombre, ya que desde muy temprano en la historia de la humanidad, la noción de comer en grupo ha constituido un rito importante.


El banquete es  la acción de reunirse un grupo de personas para comer juntas, signo y al propio tiempo causa de unidad entre ellas. Esta razón psicológica, unida a la obvia importancia de la comida para la conservación de la vida, justifica que el banquete ritual se registre en numerosas culturas. Banquetes  ofrendados a los dioses, ofrendados  a uno mismo,  o el banquete funerario, dependiente de las ideas sobre la necesidad de una manutención de ultratumba para los difuntos; finalmente, se han sellado tradicionalmente con banquetes los pactos, alianzas y convenios, las reconciliaciones entre enemigos, etc. Por otra parte, en el mundo actual de los negocios, es muy común la realización de banquetes para cerrar acuerdos.

Muchos de nosotros hemos celebrado banquetes o nos han invitado a alguno para conmemorar un hecho especial. Ahora bien, gran parte de las personas ignoran el origen del banquete aunque lo celebren a menudo. El banquete siempre ha estado presente en las gráficas de todas las culturas importantes: egipcios, sumerios, griegos, romanos, mayas, etc.

Los banquetes, columna vertebral de toda celebración romana, fueron en su momento motivo de cuidado y preocupación hasta en los menores detalles. Estos se llevaron a cabo básicamente con el fin de demostrar poder y riqueza. De hecho, el lujo y la buena  comida y bebida estuvieron a disposición de las mesas.


En  los primeros tiempos de Roma, el banquete era un espacio ritual en el que los dioses y los humanos compartían un vínculo, que partía del hecho de que todo alimento procedía de los dioses.

Para entender mejor esta costumbre romana, debemos retroceder a sus orígenes. La tradición romana no era, inicialmente, la de realizar estos banquetes con el único fin de ostentar. Los hacían originalmente por dos motivos muy distintos: realizaban grandes cenas nocturnas como un momento sagrado para rendirle culto a los dioses y agradecerles los favores y, ocasionalmente, para que el páter familias o Señor de la casa, reafirme su autoridad en el hogar. En las bodas, cumpleaños o nacimientos, sin embargo, el alarde y la elegancia eran mayores en estas cenas. Aunque esta costumbre se realizaba por todos los romanos, sólo los más ricos podían hacer que sus celebraciones sean dignas de mención entre sus invitados.

Los  grandes banquetes eran como la carta de presentación del señor de la casa, de manera que mientras más grande y lujoso era, demostraban mejor su riqueza y su poder. Se considera los banquetes instrumentos de poder, pero también medios de auto representación de la propia aristocracia, de ahí los intentos de agasajar a los invitados no sólo con la comida sino también por medio de los espectáculos.

Los  romanos fueron los más grandes anfitriones, sobresalieron en este campo: Lúculo, Apicio y Petronio. Entre los ricos se usaban vajillas finísimas de oro y plata, copas con piedras preciosas incrustadas, utilizaban tres tipos de cucharas, usaban dos tipos de platos. Pese a que se utilizaban cubiertos y vajilla, no era un signo de mala educación coger la comida con las manos; de hecho, las buenas maneras aconsejaban comer con la punta de los dedos, procurando no ensuciarse mucho las manos y menos la cara.

Hacían cinco comidas al día: prandium o desayuno, ientacullum o almuerzo, coena o comida, vesperna o cena ligera y comissatio o banquete con los amigos.

En Roma es donde se estructura, por primera vez, una cocina con cierta universalidad de productos. Con el refinamiento y régimen de comidas en ella existentes, la gastronomía se convierte en factor de civilización. Aparece el mantel, aumenta el uso de piezas de vajilla y cubertería en la mesa.

Un banquete solía comenzar al término de la hora octava en invierno y de la nona en verano. La duración de dicho evento variaba según fuera una cena sencilla o un gran festín,
Marcus Apicius, gran anfitrión romano, escribió su libro “De Re Coquinaria” considerado como el más antiguo libro completo en materia culinaria. 

En cuanto al número de comensales, no eran multitudinarios. Aulo Gelio nos comenta: “el número de invitados  debería empezar por el de las Gracias y acabar por el de las Musas; es decir como mínimo tres y como máximo nueve” En cuanto al tipo de personas a invitar: “hay que procurar evitar la invitación a charlatanes o a  lacónicos, pues la elocuencia es adecuada para el foro y los tribunales y el silencio para el dormitorio, pero no para una reunión social”

El banquete solía  tener diferentes partes .La primera, era la que  se realizaba la cena, donde se servían diferentes plato y alimentos. Marcial describe la comida que servirá:

“la granjera me ha traído unas malvas para aligerar el vientre y varios productos que tiene mi casa de campo. Entre ellos hay una lechuga y puerros que pueden trocearse. Y no falta la menta ni la hierba afrodisíaca; huevos cortados anchoas aliñadas mamas de cerda impregnadas de salmuera de atún .En esto consisten los entremeses-(gustatio) En mi mesa se servirá un solo servicio, un cabrito arrebatado de las fauces de un lobo y bocados pequeños de carne que no tiene necesidad del hierro de un trinchante habas y bróquil se le añadirá pollo y un jamón que ha sobrevivido ya  a tres cenas. Cuando ya estéis llenos, os daré frutas maduras (postre o segunda menae) y vino de una jarra de Nomento sin posos que ya tenía seis años en el consulado de Frontino. Se sumarán bromas sin hiel y franqueza que no ha de ser temida a la mañana siguiente que mis invitado hablen de los verdes y los azules y mis copas no convertirán en acusado a  nadie” 

Tras el festín se iniciaba el momento de beber, el comissatio no sin antes hacer las libaciones. Y haber hecho el honor al dios. Se elegía al simposiarca o rex conuiuii en (tradición griega) en el que uno de los comensales, a sorteo se convertía en el árbitro de la bebida y determinaba la cantidad de agua con la que se debía de mezclar el vino., y la cantidad que debía beberse., de lo contrario era penado con algún tipo de broma.



La bebida se acompañaba con algún plato picante., También se hacían juegos mientras se bebía, Marcial nos cuenta varios ejemplos de brindis en algunos se bebía tantas copas  de vino como letras tenía el nombre de la persona honrada.






Cada invitado acudía a un banquete con su servus ad pedes (esclavo personal) que le atendía durante el convite y llevaba a casa  una vez terminada la velada, los apophoreta o regalos sorteados al final del banquete. A su vez, disponía de una mappa (servilleta) que no sólo se utilizaba para evitar mancharse, sino también para llevarse al final los alimentos o manjares no consumidos.

Al entrar al triclinium(comedor) los comensales tomaban asiento siguiendo el orden dispuesto por el nomenclator(acomodador). Salvo las mujeres, que en un principio, comían sentadas a los pies del marido.
La colocación de cada invitado (un mínimo de tres y un máximo de nueve), como hemos comentado, estaba designado de antemano. Se sentaban oblicuamente en el lecho, con los pies descalzos y lavados por un esclavo antes de entrar al triclinium, coronadas con flores sus cabezas y sus cuerpos ungidos con aceite perfumado.


La ubicación del banquete romano varió a lo largo de los años, puesto que conocemos que en un primer momento se llevaba a cabo en el atrium,para pasar después a una habitación llamada cenaculumpor más tarde por influencia  helénica, crearon una estancia denominada triclinium, por los tres lectus o lechos de tres plazas llamados triclinia.A partir de este momento, las clases altas se acostumbraron a comer recostados.

Son interesantes las reflexiones de Plutarco sobre la pertinencia de adaptar los espectáculos de la comissatio al tono del banquete, a fin  de que también las conversaciones entorno a ellos tengan un mayor sentido. A veces tenían carácter filosófico donde los comensales hacían uso de su sabiduría al igual que adquirían nuevos conocimientos. Se esperaba que (durante el banquete) las conversaciones giraran en torno a consideraciones generales, temas elevados y descargos de conciencia: si el dueño de la casa tiene un filósofo en particular o un preceptor para sus hijos (griego en ambos casos), le hará tomar la palabra; y habrá intermedios musicales (con danzas y cantos), ejecutados por profesionales cuyos servicios se alaban, y hacen  que realce la fiesta.


Los asistentes al festín se deleitan con variedades y entretenimientos de toda índole mientras beben y charlan en un ambiente distendido. Estos espectáculos varían según el poder adquisitivo de cada casa y los intereses de los patrocinadores por lo que no es posible hablar de un tipo de actuación estandarizada. La menos costosa y más básica, la interpretación de un solo instrumentista, es la que más agrada a la mayoría de los comensales pues, como relata Marcial y a diferencia de otros casos, se plantea como un tenue hilo musical que no interrumpe la conversación.

parua est cenula – quis potest negare? –, sed finges nihil audiesue factum/ et uoltu placidus tuo recumbes; / nec crassum dominus leget uolumen / nec de Gadibus inprobis puellae / uibrabunt sine fine prurientes / lasciuos docili tremore
lumbos; / sed quod nec graue sit nec infacetum, / parui tibia Condyli sonabit

 (“la cenita es escasa -¿quién lo puede negar?-, pero no inventarás nada ni escucharás mentiras y te puedes recostar tranquilo sobre tu rostro; el anfitrión no va a leer un gordo volumen ni las niñas de la obscena Gades agitarán sus lascivas curvas en ese dócil contoneo que provoca quemazones sin fin al contrario, lo que no es profundo pero tampoco sin gracia: sonará la flauta del pequeño Cóndilo.)

Aparte de las interpretaciones musicales, la mayoría de las especialidades son importadas del mundo teatral por lo que, para adaptarse a un escenario privado, deben tener en cuenta las características del contexto y, sobre todo, las exigencias de un público distinto.

Así, son habituales las escenas de un cierto virtuosismo acróbatas, funámbulos pero también tienen cabida otras actuaciones más provocativas y sugerentes que en privado no son tan censurables como en público.


Por su simpleza o su vulgaridad, las piezas más ligeras de la comissatio pueden cansar a los invitados más cultos. Es el caso de Plinio el Joven quien aburrido de los cinaedi, enanos y bufones de una cena, expresa en una carta su incomodidad al asistir a este tipo de actuaciones (equidem nihil tale habeo), aunque admite aguantarlas por respeto a los organizadores del banquete (habentes tamen fero). En su carta, Plinio habla del aburrimiento (taedio) que uno puede sentir ante la delicadeza de un bailarín (molle acinaedo), el descaro de un payaso (petulans a scurra) o las estupideces de los enanos (stultum a morione)espectáculos que ni le sorprenden ni le agradan. 

Pero no son sólo las actuaciones en sí mismas las que causan ese hastío, sino también el tipo de conversaciones que pueden suscitar entre los invitados al banquete quienes, llevados por el entusiasmo, comentan el contenido o el nivel artístico de cada uno. Así Horacio por ejemplo, se lamenta de tener que hablar de la danza del pantomimo Lepos teniendo como tiene otros temas de conversación más interesantes.

Las opiniones de Plinio y de Horacio no responden a los intereses generales de la gente: tenemos noticia de innumerables actuaciones de dudosa moralidad y escasas cualidades escénicas que ponen de manifiesto el gusto extendido de los romanos por las variedades de segunda fila. El atractivo de estos números tiene que ver con el hecho de plantear sencillas puestas en escena que no requieren una excesiva atención por parte de los invitados pero que contribuyen a amenizar la atmósfera del banquete. Sonoros y llamativos, los espectáculos coreográficos pueden, además, resultar útiles a la hora de apaciguar los ánimos y calmar a los comensales en momentos de conflicto o discusión. Es lo que ocurre, por ejemplo, en el relato de Petronio cuando, tras el enfrentamiento entre Ascilto y Hermerote, Trimalción manda llamar a la compañía de homeristae unos artistas que exhiben sus habilidades con las armas siguiendo curiosas coreografías, sobre textos de Homero que recitan al tiempo.


A pesar de que algunos testimonios literarios descartan el empleo de música y danza como característica: lo cierto es que los cinaedi del banquete romano combinan, en su espectáculo de variedades, la interpretación el recitado de versos, canciones y, por supuesto, los bailes.

La Cena de Trimalción de Petronio constituye uno de los mejores ejemplos de la presencia y variedad de espectáculos en los banquetes romanos. Es innegable el hecho de que, tras el disfraz de las ostentaciones del patrón, se esconde una realidad más o menos similar que podemos llegar a reconstruir.


Los bailarines de banquete mejor documentados por la literatura latina son, sin duda, los famosos cinaedi quienes, más o menos desde el siglo III a. C., representan un subgénero del mimo lírico helenístico, un tipo de espectáculo burlesco y algo obsceno muy característico de los escenarios privados.






Escenas de cinaedi, pintura mural del columbarium en Villa Doria Pampilli



Las aristócratas romanas no se suelen dejar ver en los ambientes de la sobremesa. Su ausencia en la comissatio se suple, sin embargo, con la presencia de otras mujeres que sirven de compañía a los hombres, amenizan la velada o, incluso, inspiraran a los poetas en un momento dado. Por ello, se hacen cada vez más habituales los espectáculos de artistas femeninas.

El hecho de que estuviera mal vista no significa que ésta fuese una costumbre más o menos extendida entre las mujeres pues la concepción romana del decorum era, en realidad, muy elástica. 


Las  tibicinae, crotalistriae, psaltriae y bailarinas  entretienen a los asistentes sin requerir una atención constante. Por lo general, estas mujeres pertenecen a los estratos más humildes de la sociedad y suelen proceder de países extranjeros, principalmente de las regiones orientales pero no se trata de prostitutas en el sentido estricto de la palabra pues acuden a la fiesta principalmente, para tocar sus instrumentos.

La  figura de la prostituta-danzante se va extendiendo por el imaginario romano de forma que, a partir de un momento dado cualquier mujer de la escena (mimas, músicas o bailarinas) puede ser potencialmente considerada como una meretriz, más aún si baila en el entorno de la comissatio.


Conviene distinguir las verdaderas prostitutas que bailan de aquellas bailarinas que son consideradas prostitutas por razones morales, sociales y culturales, es decir, por prejuicios preconcebidos. La mayoría de las veces se trata de instrumentistas que agradan a los hombres con su propia figura y con el sonido de sus melodías y, aunque pueden ser confundidas con otras mujeres de compañía en realidad se limitan a cumplir sus funciones como artistas de la fiesta.




Macrobiomostrará su desaprobación ante semejantes prácticas, al considerar inaceptable que las danzas de una psaltriae interrumpan una agradable charla filosófica, como les ocurre a Sócrates y sus compañeros en el banquete de Agatón. 

Son más las reuniones que las admiten que aquellas que las prohíben. Ataviadas con ligeros trajes de seda o, simplemente, desnudas.


Nerón  por ejemplo, las reclama cuando celebra sus banquetes públicos (cenitabat in publico inter ambubaiarum ministeria) para demostrar su interés por la música al tiempo que ofrece los servicios de las cortesanas a sus invitados (“hacía durar sus banquetes desde el mediodía hasta la medianoche, reanimándose a menudo con baños cálidos o helados si era verano; a veces también cenaba en público en el recinto de las naumaquias, en el Campo de Marte o en el circo Máximo, entre sus sirvientas había prostitutas de toda la ciudad y "autistas sirias”,)


Entre las artistas que se contonean al son de ritmos extranjeros con sedas y transparencias las famosas puellae gaditanae alcanzan un éxito arrollador en los banquetes Siendo, como eran, esclavas de un particular (uendidit ancillam),  las gaditanae no tenían límites en sus funciones y servicios si así lo decidía su propietario.



Son ellas las que llevan la voz cantante mientras las bailarinas se balancean y tocan las castañuelas (crusmata) al ritmo de sus obscenos cánticos, los asistentes  las acompañan no solo con sus aplausos (plausu), sino también con su propia exitción.

Las bailarinas gaditanas tienen plena conciencia de sus cuerpos y de sus movimientos: formadas en el arte de la danza y muy hábiles con las castañuelas además de bailar, saben hasta dónde pueden llegar con su gestualidad.

Juvenalestablece una gradación entre estas bailarinas y las simples rameras afirma que los actos de las gaditanas no los podría llegar a hacer ni una prostituta en las vitrinas de un lupanar.


En todas las actuaciones de la comissatio se requiere la presencia de un auditorio receptivo y ávido de nuevas experiencias visuales. Sobre todo, de la interacción de un público participativo, de sus gustos e intereses.

Pero además de contemplar a los especialistas, los asistentes a una fiesta pueden dejarse llevar por el deseo de bailar para los demás comensales entusiasmados y fascinados a la vez por la visión de una danza, hay espectadores que, sobre todo en un ámbito privado, se atreven a pasar al otro lado de la escena.

Suetonio cuenta que Calígula pasaba veladas enteras inter choros ac symphonias y Heliogábalo el sirio era, según los escritores de la Historia Augusta un experto bailarín.

La alegría provocada por el baile y el vino se confunde con la satisfacción de los protagonistas de ser, durante unos instantes, el verdadero centro de atención de la velada.

Deseosos de salir directamente a escena, algunos jóvenes nobles llegaron, incluso, a renunciar, en época imperial, a los privilegios de su clase porque, según relata Suetonio les impedían ejercer actividades relacionadas con el mundo del espectáculo.

Los banquetes públicos ofrecidos por los emperadores, que no son sino una versión ampliada de los que se celebran en las casas, cuentan también con la presencia de gaditanas y otros artistas de la sobremesa. En estas fiestas la magnificencia del princeps se mide en términos de espectacularidad, según el número de artistas proporcionados, la calidad de sus interpretaciones, el riesgo y, por supuesto, la novedad.






Fuentes:
Vida cotidiana en la Roma de los Césares; Amparo Arroyo de la Fuente.
La vida cotidiana en Roma en el apogeo del Imperio; Jérôme Carcopino.
Así Vivian los romanos   libros maravillosos.


El juego en la vida de los romanos.

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El juego, como singular mani­festación cultural de los pueblos, es parte importante en la  medida que se deriva de ser un recurso vital para el desa­rrollo integral del ser humano desde la infancia y a todo lo largo de su existencia.

Es curioso que los niños de ahora jueguen a los mismos juegos de antes, la gente de los pueblos que no se han visto nunca, juegan a las mismas cosas. Juegos a los que casi todos hemos jugado alguna vez.

los  niños romanos jugaban a las bolas, lo mismo que nosotros, y las niñas griegas tenían muñecas con pelo de verdad, como las niñas de ahora.


¿Cómo podemos saber a qué y cómo jugaban los antiguos romanos? Para responder a esta cuestión debemos presentar tres fuentes de información: fuentes escritas en griego o latín, hallazgos arqueológicos y comparación con juegos actuales.
Una primera fuente la constituyen los escritos de autores antiguos que pueden clasificarse en dos apartados: tratados sobre los juegos y referencias a diversos juegos en obras literarias.


En la Antigüedad existían tratados sobre los variados juegos romanos como los de Suetonio,que escribió sobre los juegos de los niños griegos y romanos, o el del emperador Claudio, sobre los dados. Desgraciadamente estas obras no se han conservado. Sí han llegado hasta nosotros, en cambio, las noticias que nos da un autor llamado Pólux que escribió en griego una obra titulada Onomasticón (166-176 d. C.) en cuyo libro IX encontramos referencias a muchos juegos. En las obras literarias de muchos autores latinos (Varrón, Horacio, Ovidio, Marcial, San Isidoro de Sevilla…) se encuentran menciones a diversos juegos, pero su aparición en contextos diferentes, y a veces su oscuridad o contradicciones, dificultan una interpretación correcta. Por eso con frecuencia, según los investigadores, se relaciona un mismo texto con juegos distintos.

Las fuentes escritas se complementan con los hallazgos arqueológicos, que nos han proporcionado diversos objetos que pueden clasificarse como juguetes o tableros de juego encontrados a lo largo y ancho del Imperio Romano.
También han llegado hasta nosotros diversas escenas de juegos en pinturas de cerámicas griegas, en relieves de sarcófagos, en estatuas o en frescos parietales. A estos hallazgos se les han aplicado los conocimientos que proporcionan los textos, quedando muchos de ellos sin explicar satisfactoriamente al no poder ser aclarados por las fuentes escritas.



Sucede  a veces que se encuentran objetos de los que no tenemos referencia escrita alguna o que aparecen tableros de juego a los que no podemos aplicar ninguno de los datos conocidos. Al no conservarse los tratados de juegos, se recurre en ocasiones, como tercera fuente, a la comparación con juegos existentes hoy en día para reconstruir las reglas perdidas.

A los niños Romanos les gustaba jugar. Tanto los niños como las niñas romanas, de las clases acomodadas, recibían una buena educación y se les enseñaba (como mínimo) a leer, a escribir y a comportarse como es debido en sociedad. Pero también se divertían y tenían juguetes. 

Los más pobres trabajaban ayudando a su padre, pero también cuando podían jugaban. Como los de todas partes y sobre todo como los de los pueblos ricos jugaban a guardar ovejas, que serían unos tiestos o unas piedrecitas que se distinguen del polvo del suelo; a hacer sus campos y sus arados en las plazas de tierra ; a edificar casitas; a unir ratones a un carrito; a pares o nones; a montar a caballo sobre una caña larga; a plasmar sus caballitos en arcilla; a recoger el flujo de agua caliente de sencillas balsas; formar sus carritos y sus arados con las cosas más aparentes que se encuentran a mano. Exactamente igual que los niños por las calles de los pueblos actuales.


Tanto a los niños como a  las  niñas les gustaban los  animales, que podían ser insectos, cigarras o grillos y  otros algo más grandes como perritos, corderos, pájaros conejos, patos, gansos. Estas pequeñas mascotas recibían el nombre de delicium o deliciae y se les tenía tanta estima que cuando un crío moría, acostumbraban a representar a su mascota en sus sepulcros o al menos a nombrarla. En muchas lápidas de tumbas de niños de la antigua Roma podemos ver inscripciones o grabados representando a niños jugando con un perro, un cordero, un gato..., es decir, sus animales preferidos.

Los recién nacidos tenían biberones y sonajeros en forma de animales. Los niños más mayores tenían peonzas, aros, cometas....muñecas de terracota o de madera tallada.
Las  niñas imitaban en sus juegos a sus madres. Muñecas de trapo, madera o arcilla existían en casi todos los hogares. Algunas muñecas eran rígidas, otras tenían las extremidades debidamente articuladas mediante alambres o tiras de cuero que unían las diversas partes. Las muñecas de las niñas ricas estaban hechas con oro y plata y disponían de un lujoso ajuar. Sin embargo, en Esparta, las niñas, además de jugar con muñecas, practicaban juegos y deportes como carreras y lanzamiento de objetos.





También jugaban a juegos de grupo. Un juego de grupo muy popular era el ephedrismos.
Durante las Saturnales se regalaba a los niños saquitos de nueces que eran un elemento esencial en muchos juegos como las canicas.
También los niños solían jugar imitando a los mayores a los soldados, magistrados a cuadrigas etc.



Los  niños de las familias ricas de Egipto, Grecia o Roma tenían lujosas vestimentas en las que se reproducían con todo detalle los trajes de los soldados o de los gladiadores. Tenían, asimismo, caballos de madera, que, a veces, eran simple palos con una cuerda a modo de riendas como los que utilizábamos otros niños en la primera mitad del siglo XX, miles de años después de aquellos otros niños de la antigüedad clásica.

En el Museo Louvre, de París, hay un sarcófago romano en el que se puede ver a un niño subido a un carrito que va uncido a un animal, al estilo de los aurigas que corrían en el Circo Máximo. 



La mayoría de los juegos en la época del Imperio eran de azar. Con tabas, nueces o guijarros escondidos en una mano, jugaban a pares o nones, también jugaban a dados, o las monedas, cara o cruz. Existieron  las damas y el juego de los soldados parecido al ajedrez.

Los juegos de azar estaban prohibidos para los adultos pero no para los niños.
El niño siempre ha jugado con los instrumentos que puede fabricar fácilmente, que tiene cerca y ha imitado  a los adultos.



Los juguetes eran realizados por los propios padres o por artesanos, pero sin que se pudiese considerar una actividad económica. En otras ocasiones, lo mismo que ha ocurrido siempre, era el propio niño el que se fabricaba sus juguetes: Era aún muy pequeño, no más niño, siempre ha jugado con los instrumentos que puede fabricar fácilmente, que tiene cealto que esto, cuando modelaba en casa casitas de barro, esculpía barquitos de madera, construía carritos de cuero y con la corteza de las granadas hacía maravillosamente bien las ranas. (Confesiones de Estrepsiano alabando la inteligencia de su hijo ante Sócrates







CLASES DE JUEGOS








JUEGOS DE AGUA Y BARRO

Juegan a hacer figuras, laberintos, castillos se hacen balsas y caminos con el agua. etc.

CAPUT AUT NAUIS

Caput aut navis: (cara o cruz). En ciertas monedas aparecía gravada en una parte la cabeza de “Jano” y en la otra el espolón de una nave. Su forma de jugar es idéntica a la nuestra.

ORBIS

Un aro que se guiaba con palos rectos o encorvados. Podían llevarse rectos o hacer figuras.

LA MORRA

Dos jugadores puestos de frente dicen un número mientras levanta una mano con varios dedos levantados. Gana quien acierta.

DADOS

Dados (tesserae, cubi): cubitos de huesos, marfil, madera o mármol con un número, del uno al seis, impreso en cada lado. Se utilizaban dos o tres dados venciendo el que sacaba un seis en todos los dados. Para tener suerte en la jugada solían invocar a una divinidad o pronunciaban el nombre de la mujer que amaban.




Micare

Dos jugadores puestos de frente a una distancia oportuna levantan la mano derecha con algunos dedos tendidos y otros replegados mientras dicen un número; el que acierta la cantidad de dedos desplegados entre la derecha de los contendientes es el que gana. El número no puede ser superior a diez.






MORMOLYCION

Dar sustos a los más pequeños, con máscaras con cabeza de medusa. Este juego consistía en que uno se escondía detrás de la puerta y cuando sus compañeros estaban más entretenidos salía, de repente, con una máscara puesta. Algunos caían horrorizados por el suelo.





LA MOSCA DE BRONCE

A uno se le vendan los ojos y persigue a los demás que van zumbando. Yo cazaré la mosca de bronce y los demás responden: tú la cazarás pero no la atraparas y empiezan a correr.
Los otros jugadores se separan e imitan el zumbido de una mosca.

PARES O NONES

Se esconden en la mano varias piedrecitas o pajas y se invita a varios compañeros a adivinar. Si acierta gana.

LA GALLINITA CIEGA

Se juega igual que actualmente. Había una variedad que se llamaba  andábate. Se tapaba los ojos a dos a más jugadores y tenían que reconocerse sin hablar.

TROCHUS

Peonza, (turbo) diábolo (buxus). Se jugaba igual que ahora. Hecha de madera de tenía gran aceptación entre los niños.


TRES EN RAYA (Tabula Lusoria )

Se juega igual que hoy en día pero el tablero podía  ser redondo.



MONTAR A CABALLO

Se monta a horcajadas sobre una caña o palo largo.




LETRA DELTA



Se juega con nueces, tabas o canicas. Se dibuja en el suelo un triángulo dividido en 10 partes numeradas y desde 2 metros se lanzan 5 nueces por jugador y se cuentan los puntos.



ENGAÑAR TRANSEÚNTES



Pegaban una moneda al suelo y se escondían, cuando no la podían coger salían y se reían.



MARIONETAS

Por medio de un hilo se ponían en movimiento y danzaban.






JUEGOS CON NUECES

Se colocan montoncitos de 4 nueces y desde una distancia convenida se tira una piedra y por el tiro se separan unas nueces se recogen.


LUDUS CASTELLORUM

Se colocaban tres nueces en un montoncito y se intentaba colocar una cuarta nuez desde lejos. Si se conseguie se ganan las cuatro nueces.
Se colocan varias nueces y se tira otra desde una superficie inclinada y se intenta tocar las anteriores. Todas las "TOCADAS" pasan a ser del jugador.
Se tiran nueces en una vasija y se ganan si se introducen en ella.

LAS TABAS (TALIS)

Tabas (talus): hueso de las patas de cordero, oveja o cabra, generalmente el astrágalo o talón, con seis caras, de las cuales solo se cuentan cuatro, las que son iguales. En el juego se emplean de tres a cuatro tabas. Los niños de familias pudientes usaban en su lugar piezas de marfil o cristal, semejantes a los huesecillos. Las reglas del juego eran similares a las de los dados siendo la mejor tirada la venus y, la peor (cada cara diferente), canis. En ocasiones utilizaban cubiletes para evitar las trampas.


LAS CANICAS (OCELLATIS)

El más popular. Hechas con barro cocido o piedrecitas redondas en ocasiones dibujadas. Se han encontrado incluso canicas de esa época hechas de vidrio transparente, obtenido del sílice y cenizas. Fue tan popular que incluso el joven Octaviano -Augusto-, bajaba de su litera para jugar con los niños de la calle.Cada jugador  coloca una canica en un cuadrado y se decide el orden. Por orden se van tirando las canicas y las que se desplacen del cuadrado se recogen.



LA MARMITA

Dentro de un cuadrado se coloca una prenda o sombrero que se intenta sacar de un puntapié. Un niño intentara defender cogiendo a alguno de sus compañeros. El cogido pasa a ser el defensor.

EL REY Y EL SARNOSO

Se propone una prueba de habilidad el que gana es proclamado rey y el que queda el último es el sarnoso y recibe burlas. Mientras  hacían cantaban: rex edit qui recte faciet,qui no faciet non erit. y quienes estaban seguros de que no quedarían últimos decían: Occupet eltimun scabies (al último que le coja la sarna ).




LAS MUÑECAS

Se juega exactamente igual que hoy.
Las muñecas podían tener la cara y brazos de barro o ser de tela , poseían ajuares.

















JUEGOS DE MESA


LATRUNCULI

Jugado sobre un tablero cuadrado y guijarros, similar al ajedrez o a las damas.

LUDUS DUODECIM LITTERARUM

Tablero de tres filas y doce espacios donde se movían unas fichas según unas normas que desconocemos.

LOCULUS ARCHIMEDIUS

Realización del Puzzle de Arquímedes.











JUEGOS DE PELOTA (PILA)

Podían ser de pelo que  se recubría con lana o se forraba con piel. Y las jóvenes jugaban con reticulum (raquetas) Era un juego de todas las edades.



ESFERISTERIO

Lugar con diferentes círculos para jugar a la pila. Podían lanzarse la pila para que siempre esté en el aire, o podía hacer un bote.

PILA TRIGONICA

Se jugaba entre tres colocados en triángulo. Se pasaban la pila entre los tres sin que caiga ni pare. Primero en un sentido y luego en el otro, jugándose en cada ocasión con una mano y no moviéndose del sitio, las pilas perdidas las cogen los sirvientes. Otros contaban los puntos. Para tres jugadores había otros tantos cogedores y contadores.
En los gimnasios lo practicaban desnudos y ungidos de aceite.

FOLLIS Y HARPASTUM

Se follis a la pelota más grande, normalmente de piel e inflada de aire. Como es la que menos pesa, es la utilizada por niños y ancianos, lanzándosela entre ellos.

HARPASTUM

Harpastum es de menos tamaño y se juega con manos y pies. Jugaban dos bandos en un campo rectangular y con dos líneas en el extremo que defenderá cada equipo. Cada equipo intentara pasar la pelota por la línea contraria, combinándola entre compañeros.
Se forman dos equipos de 3 jugadores. Se hacen dos rayas en el fondo del campo y una raya central. El juego consiste en evitar que la pelota traspase las rayas del fondo. Uno de los jugadores hace el saque, golpea la pelota con la mano desde la raya del fondo y la pelota tiene que pasar la línea central. Los jugadores del equipo contrario intentaran devolverla golpeándola con la mano, intentaran que la pelota pase más allá de la raya del fondo que defienden los adversarios. Cuando la pelota pase la raya del fondo es un punto para ese equipo. Llegar a 6 puntos.


EPHEDRISMOS

Consistía  en tratar de golpear con un accesorio un objeto clavado en el suelo; el perdedor debía llevar sobre sus hombros al ganador y debía de tratar de llegar a una meta con los ojos tapados por el compañero.

EL ESCONDITE

Exactamente igual que hoy en día.



MALABARES

También se jugaba  a hacer malabares con varias pelotas pequeñas



LOS COLUMPIOS

Con un carácter simbólico religioso ya que se consideraba que había sido inventado por el Dios Baco.
Tenían varios tipos.
La balanza: una tabla apoyada en su punto central en una piedra.
Y el columpio: asiento sostenido por dos cuerdas a vigas o ramas.





OTROS JUEGOS

El baile y la música se utilizaban en todas las celebraciones religiosas, teatrales etc. Se realizaban en grupos e incluso se hacían concursos.

JUEGO  DE JOVENES

Los jóvenes  realizaban juegos en las termas, gimnasios o en descampados: Equitación, jabalina, lucha, natación, juegos de pelota, saltos de longitud etc.



JUEGOS DE AZAR

Los preferidos por los romanos. Llegaban a apostar grandes cantidades de dinero. El emperador Augusto perdió en una sola noche 20.000 sestercios y Nerón apostaba en cada partida 400 sestercios. Además de dinero se jugaban joyas, objetos preciosos e incluso las túnicas de sus esclavos.

Nuestra actual “Ruleta” de los casinos tiene su antecedente en los militares romanos. Utilizaban las ruedas de los carros marcados con números u objetos y en otras ocasiones usaban sus propios escudos. De esta manera se entretenían durante los descansos tras sus largas y agotadoras jornadas, apostando los escasos ingresos que poseían como legionarios.




FUENTES.
La vida pública J Guillén
La antigua Roma.
Fernando LILLO REDONET (2004), Ludus. ¿Cómo jugar como los antiguos romanos?,



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